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jueves, 1 de marzo de 2012

Agustin de Foxá

Agustin de Foxa junto al torero Manolete
Para el gran público quizás fue Umbral quien le avaló aunque para mí si alguien tiene una carrera literaria parecida o representa algo similar es Alfonso Ussia. Agustín de Foxá (Conde de Foxá y Marques de Armendariz) gozo de un éxito sin par debido a su ingenio y su posición social, pero por ello mismo estaba condenado en parte al olvido del gran público (que tampoco creo fuese lo que a él más le interesase). Forma parte de esa generación que gano la guerra pero perdió los manuales de literatura según Andrés Trapiello (expresión que tan buen resultado periodístico da).

La impresión que me causa a mí la biografía de Foxá es la de un hombre muy sensible y nostálgico que se implicó a fondo en el mundo que le tocó vivir y que le sobrepasó una vida tan rápida por encima. Aunque ganó la guerra fue víctima de su generación. Él era un niño bien que nació y se crió en un mundo idílico de paseos por el Retiro,  lo que empieza a pasar en España a partir de los años 30 es un huracán del que todo el mundo salió como pudo más que como quiso.

Es preciosa la anécdota de cuando se encuentra por la calle a Buñuel y le dice que se vaya con él que va a estrenar la Edad de Oro y el dice que lo siente que va al teatro de la comedia que ha quedado con Jose Antonio Primo de Rivera. Momento en el que compone el Cara al Sol para La Falange. Qué cruce de destinos, qué momento tan bonito el de finales de los veinte donde Jose Antonio, Lorca, Buñuel o Foxá podían ser todavía amigos. La España que no pudo ser y que la guerra que ellos no provocaron les arrastró a cada uno a su trinchera. Él es quien le recomienda a Federico Garcia Lorca que no vaya a Granada y que se vaya a Biarritz en los días previos a la guerra.

El posicionamiento ideológico de Foxá es el de no asimilar un mundo en el que nace que está viendo en directo que se acaba frente a un mundo industrial y moderno que ve nacer y que desprecia. Él no se suma al modernismo ni a las corrientes que nacen en ese momento. Por eso es entendible que se alineara con José Antonio con quien compartía educación y principios. Para alguien con 30 años para quien la revolución comunista significaba el fusilamiento de su familia no le quedaba sino alistarse en la contrarrevolución o en la supervivencia. Esta filosofía le convierte en un perdedor en vida, ya que aunque ganase la guerra, aunque volviese a su casa de Atocha, él mundo que poco a poco le iba adelantando no le interesaba. Pero todo teñido de un sentido del humor, de un látigo sarcástico. Como ejemplo sus dos definiciones más famosas: «Soy conde, soy gordo, fumo puros; cómo no voy a ser de derechas.» en una entrevista de Ruano o esta otra hecha por sí mismo: «Gordo; con mucha niñez aún palpitante en el recuerdo. Poético, pero glotón. Con el corazón en el pasado y la cabeza en el futuro. Bastante simpático, abúlico, viajero, desaliñado en el vestir, partidario del amor, taurófilo, madrileño con sangre catalana. Mi virtud, la imaginación; mi defecto, la pereza.»

Primera edición de Madrid de Corte a Checa (1938)

“Madrid de Corte a Checa” su gran obra, esta siempre analizada bajo un prisma ideológico, como si él la escribiese como pura propaganda de guerra. A mí si algo me impresiono de esa novela y lo diré siempre es que es una novela de clase. Es la novela de un señorito del Pilar que veranea en San Sebastián y Biarritz. Con todos los prejuicios de clase que tenía esa generación. Aquí es donde, para mí, la mayor parte de la gente se equivoca al analizar la obra, metiéndola en el saco de la derecha fascista. En mi opinión esto nace de que al analizar la guerra civil y la II república mucha gente la analiza según donde lo vieron sus abuelos o padres. Es la parte de la historia que te han contado una y otra vez en tertulias de sobremesa. Para mi Foxá hace un alegato de los suyos, de los que lloraron en el Palacio Real en Abril del 31, de los que fueron al entierro de Calvo y de los que fusilaron en Paracuellos. Eso es Madrid de Corte a Checa, la evolución de una sociedad que pasa de las puestas de largo a tener que dar lucha activa y acabar fusilado o luchando en el frente. La lógica que les lleva a ello es clara. Y Foxá la describe a la perfección haciendo que se entienda a una generación que si bien no era muy numerosa, era la clase alta y dirigente en ese momento.

El libro está lleno de ejemplos de ello, a mí me impresionó mucho la siguiente definición de lo que para él es la república y los nuevos prohombres del régimen. Me impacta por la maldad y acidez del mismo texto, porque evidentemente él los mira desde una posición tan superior que hoy en día es increíble verlo así. Pero en ello esta describiendo a una generación, a un Madrid que pensaba así. Madrid que yo sólo he conseguido leer en Foxá, qué fue el que dejó un testimonio nítido.

Era el símbolo de los mediocres en la hora gloriosa de la revancha. Un mundo gris y rencoroso de pedagogos y funcionarios de Correos, de abogadetes y tertulianos mal vestidos, triunfaban con su exaltación. Era el vengador de los cocidos modestos y los pisos de cuarenta duros de los Gutiérrez y González anónimos, cargados de hijos y de envidia, paseando con sus mujeres gordas por el Parque del Oeste, de los boticarios que hablan de la Humanidad, con h mayúscula, de los cafés lóbregos, de los archivos sin luz, de los opositores sin novia, de los fracasados, de los jefes de negociado veraneantes en Cercedilla, de todo un mundo sin paisaje ni “short”, que olía a brasero, a “Heraldo de Madrid” y a contrato de inquilinato.”


Pero en Foxá también encontramos un gran crítico de su propia clase. Seguramente la mejor definición de la caída de la Monarquía la da también en ese libro donde culpa en gran parte a los suyos de no haber sido capaces de defender esa Monarquía por la que tanto tiempo lloraran:

“Y era triste pensar que aquellos majestuosos caballeros de las Ordenes Militares y aquellos gentileshombres y mayordomos, y los del brazo militar de la nobleza de Cataluña y los maestrantes de Sevilla y Zaragoza que trepan por la desnudez de su árbol genealógico hasta llegar a la pureza del octavo apellido y los fastuosos primogénitos de los Grandes, indolentemente apoyados en las mesas de mármol junto a los lentos relojes musicales, y los Monteros de Espinosa que entre la nevisca y la piedra gris de El Escorial custodian los ataúdes de los Reyes antes de meterlos en el pudridero, que toda aquella espuma de la Historia de España, la nata y la flor de los más bellos nombres de Castilla, tuvieran que confiar la defensa de la Monarquía a aquellos hombres modestos y asalariados, a aquel tricornio charolado y temible, bueno para enfrentarse con los bandoleros y los gitanos, pero incapaz para detener el curso implacable de la Historia.”


En mi opinión Foxá es un autor con el que se puede estar mas de acuerdo o en desacuerdo, snob irremediable, dandi vividor, acidez envenenada en estado puro, gran amigo de sus amigos, dejó multitud de anécdotas para el recuerdo. Él era el Madrid de niños bien llevado a la enésima potencia y trasladado a la tercera del ABC. Y además de una gran novela que cualquier persona que quiera entender y comprender no sólo la Guerra Civil sino lo que es Estoril, el monarquismo de Don Juan o la snobez hacia Franco debería de leer porque no puede estar mejor explicado con un mayor tapiz de colores.

Como no podía ser de otra forma para una persona así le tocó componer y describir la muerte de Alfonso XIII en el ABC, momento que reunía todo aquello por lo que él lucho y vivió.

En el cuarto de un hotel
está muerto el Rey de España
con el manto de la Virgen
y la cruz de Calatrava

No están sus alabarderos
de blanco, con su alabarda,
entre los cirios llameantes,
ni están sus Grandes de España

¿Dónde los regios tapices
tejidos de hebras doradas?
¿Y donde el clamor del pueblo
llenando toda la plaza?

Entre las fuentes de Roma
desnudas en luz pagana
(¡Ay, su Aranjuez junto al Tajo,
con sus magnolias y estatuas!)

Entre las fuentes de Roma
lo llevan en una caja
Con tierra que no ha reinado
le cubren, sin hacer salvas;

Soldados que no son suyos
le están presentando armas.
¡Husares de la Princesa
que no le disteis la guardia!

...Al otro lado del mar
Madrid enluta sus casas.
su madre, en El Escorial,
entre violetas le aguarda.

1 comentario:

  1. Que espectaculo de texto. Del post de Nico Sandoval una frase "qué momento tan bonito el de finales de los veinte donde Jose Antonio, Lorca, Buñuel o Foxá podían ser todavía amigos'. Retratado queda, el autor de esta entrada, en 21 palabras

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