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jueves, 14 de abril de 2011

14 de Abril


Tal día como hoy hace 80 años salía por el Palacio de Oriente hacia Cartagena el Rey de España. De lo último que le dijo a su ayuda de cámara fue que le pagase a todo su servicio el mes de Abril entero. Ante todo era un señor. Todo se había apañado poco antes en un piso de la calle Serrano donde Romanones había negociado la salida del Rey con uno de los Maura.

Aquel Abril todo el mundo era optimista, el régimen se daba por amortizado y se pensaba que por fin se podría construir un sistema político partiendo de cero que nos acercase a esos ideales revolucionarios y democráticos. Todo el mundo salvo la vieja guardia del rey apoyó el cambio o por lo menos no les pareció mal.

Cinco años después estallaba una guerra civil, todas esas ilusiones, por mil diversas causas, acababan en un naufragio colectivo.

De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
quisiera terminar con esa historia
de ese pais de todos los demonios 

Jaime Gil de Biedma

La república falló por la falta de democracia de los participantes. Por tener una izquierda democrática, aunque jacobina, que no tenía votantes, profundamente anticatólica que le parecía bien las provocaciones del otro lado. Por unas masas obreras y anarquistas con un gran poder de movilización. Y por tener enfrente a unas derechas que simplemente intentaron jugar al juego que les propusieron hasta que comprendieron que lo que de verdad estaba en juego era su propia supervivencia. Los integrantes del pacto de san Sebastian por parte de la derecha nunca tuvieron representación en el congreso, nunca consiguieron que la derecha les reconociese como sus líderes naturales.

Pero esto es parte de la historia, de los hechos que ocurrieron y que hoy quedan suficientemente claros si los juzgamos desde una cierta distancia y comprensión.

Mi opinión sobre lo que hoy hace 80 años ocurrió en ese Madrid primaveral de bulevares y tranvías es que fue una irresponsabilidad total la caída de la monarquía. Con todos sus defectos y pegas la restauración monárquica de Martinez Campos en 1876 abrió el mayor periodo de estabilidad de la historia moderna de España. Con todos sus defectos e imperfecciones.
Alfonso XIII en el edificio de Telfonica de Gran Via. Fotografia de Luis Ramón Marin 1928

¿Por qué no fue posible esta evolución de la monarquía restaurada hacia la democracia? Esta es para mí la gran pregunta y la gran lastima del siglo XX en España. Creo que por lado de los hombres del régimen monárquico hubo miedo a no ser capaces de controlar a las nuevas corrientes socialistas y republicanas, creo que esa otra parte no jugó con responsabilidad del estado. Les importaba más el cambio en la forma de gobierno que en la democracia. Por el lado republicano faltaba un Lloyd George, alguien radical que jugase dentro de los límites del sistema. También como ocurre ahora hubo un agotamiento generacional, En el año 31 los principales hombres que habían trabajado por la monarquía estaban enterrados, asesinados por anarquistas o retirados. Los nuevos hombres eran demasiado jóvenes para haber tomado tanta responsabilidad. Quizás si Calvo Sotelo hubiese sido un poco mayor.

Es el problema de los españoles que piensan que cambiando el color de la bandera se solucionaran la gran mayoría de sus problemas. Pero no es así, los países cambian generación a generación, son los pequeños cambios los que hacen que las cosas funcionen, el problema no son las constituciones sino las leyes y los reglamentos que los componen. Todos los sistemas están llenos de imperfecciones, vale más luchar por las pequeñas reformas desde dentro que jugar siempre a la pirotecnia del quemarlo para volver a levantar.

Quizás sea esa la gran diferencia de España con Inglaterra, nuestro amor por romper como signo de modernidad frente a una evolución natural de las propias instituciones. Demasiada influencia francesa. Quizás esta lección la aprendió la izquierda en el exilio y por ello en la Transición prefirieron jugar desde dentro del sistema en vez de proclamar la ruptura. Felipe Gonzalez, Carrillo aseveraban que la guerra había que haberla ganado en su día. Todavía no tenemos madurez para juzgar nuestra segunda transición que en muchas cosas se parece a esa primera.