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jueves, 31 de marzo de 2011

Wendy

Intentare sentirme viva, volver a ser yo, lo que fui o lo que creo haber sido

Nos ponemos los disfraces y empieza la acción
Peter Pan juega a ser Wendy y Wendy a ser Peter Pan
Papeles intercambiados – todos jugamos a ser lo que no somos y queremos ser, o a lo que creemos ser pero no somos

No eres ya un niño pero tampoco eres mayor
Quizás nunca se es mayor
Soñar en lo que quieres ser y nunca serás - soñar hace que no sea real - no quieres que sea realidad

Te ves y no te reconoces - lo que podías haber sido y nunca serás - atrapado en la sociedad - has puesto límites a todos tus sueños – falta de libertad
Cobarde - incapaz de escapar - te consolaras con saber que eres especial - todo perdido por miedo cobardía inseguridad

Deja de soñar
Esto es lo que eres
No va a cambiar
No basta con ser especial
Hace falta algo más
Estar viva

Ahora puedes seguir fingiendo que lo estas

Wendy Haro

Sartre

"Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad" Sartre

lunes, 21 de marzo de 2011

Gatwick Express

En un gatwick express despues de un we a quemarropa. Diciendo verdades como puños. Escupiendo tal proceso. Y voy a perder el vuelo. Y derepente estoy triste. Triste como nunca. Como hacia tiempo que no lo estaba. Porque me doy cuenta de que no me gusta la soledad. No me gustan los domingos.

Y me acuerdo de todas esas princesas que abraze hasta perder el aliento. De todas las princesas que una noche de domingo me esperaban en casa. Al guerrero, o a ese idiota que jugaba a comerse el mundo. A observarlo, como si todo fuese una broma, sin tomarselo en serio, un peter pan reconvertido a algo mas.

Y sabes que tienes razon, es triste pero es asi, y tienes razon. Pero a nadie le importa, ellos quieren su vida, sus pequeñas cosas. La felicidad de un helado en pintor rosales.
una media sonrisa con vainilla.

Y en algun momento de tu vida apostaste por esta soledad, que te deprime en parte, que te lleva al cielo mientras dura el surrealismo. Hasta que paren la musica.
Porque solo te das cuenta de que para cuando se ha acabado.
Y entonces sabes que no hay mas. Tienes la camisa arrugada y tu cara parece que tienes 35 años. Y es verdad. Es lo que hay.

martes, 8 de marzo de 2011

Los Dias de Gloria

Mario Conde es la figura más atractiva del último tercio del siglo veinte español. Él, ajeno al mundo del dinero, consigue traspasar todas las fronteras hasta convertirse en ese modelo al que todo el mundo se quería parecer. Su figura a finales de los 80 significaba el que por fin en España podría existir la meritocracia, pleno auge del yupismo a la española. Todo el mundo cayo rendido a sus pies, una época en que habían pasado once o doce años desde la muerte de Franco y no había un referente en la derecha española. La UCD habia desaparecido, Fraga era ya entonces un viejo acabado y Hernández Mancha tenía demasiado acento. A partir de ahí su caída le arrastra hasta quedar casi erradicado, once años de cárcel y el castigo social con la misma rapidez con la que había brillado.

Su historia presenta otras dos aristas más que el típico caso de hombre de negocios que se ha hecho millonario en los últimos treinta años. El primero es que estamos ante el hombre sino más listo lo suficientemente brillante para ser numero uno de su promoción de abogado del Estado. Hablo de mínimos ya que él mismo se encargó de hablar de su supuesta inteligencia y alardear de ella. No sé si es tan grande, pero ser numero uno de ese cuerpo es algo digno de respeto. El segundo es que de la mano de Juan Abelló entra en el corazón de la sociedad madrileña, el tout Madrid, y uno de sus ejes que era precisamente Banesto y sus familias.

Muchas cosas se han escrito, pero faltaba la versión de Conde. Todo el mundo tiene una opinión, ya que no hace tanto tiempo de aquello, sin reflexionar sobre las causas finales de la misma. Además de que está mediatizado por la admiración o rechazo que le genera el personaje. Mi opinión es que el tema es lo suficientemente complejo como para no poder tener un juicio claro sobre el tema. Hay mucha información que sólo tienen diez o veinte personas en España con las que es difícil hablar y con las que es más difícil que cuenten de lo que trata el asunto. Hasta aquí una descripción del interés del asunto, esto se podría haber escrito antes de haberlo leído.

El libro no puede resultar más interesante en todos los aspectos. Conde cuenta hechos con todo detalle, describe a muchos personajes dando opiniones personales y no tiene problema en decir lo que considera conveniente. La impresión general es de ventilador.

Uno escribe unas memorias con la finalidad de dejar testimonio de lo vivido, esto es lo más clásico, se escriben una vez que ha pasado todo, con la perspectiva y serenidad que el tiempo da. Por lo general no soy partidario de las memorias en vida porque desvirtúan su naturaleza. No están escritas de cara a la inmortalidad sino de cara al futuro próximo. Esta es la primera pregunta y la que me asalta durante la lectura del libro. Que busca Conde con todo esto, él tiene 62 años, qué quiere hacer el tiempo que le queda aquí, que no es para nada escaso. No están escritas en un momento de retirada. Conde lo que hace es postularse como hombre quemado por el sistema en un momento muy parecido al que le crucificaron, con una crisis política y económica peor que la de 1993. Además coincide y él lo quiere enfocar con una situación muy parecida a la que acabo en su defenestración, con una crisis económica, crisis financiera y crisis política por el agotamiento de un partido político y por la no alternativa política.

Por otro lado está el a quien le dedica estas memorias. La sorpresa del libro es que cualquier persona tiene acceso. No hace falta estar familiarizado ni con la abogacía ni con la banca ni con absolutamente nada. Solo con los instintos más primarios del hombre, el ego, la envidia, la corrupción. Esto impresiona, pero impresiona más si quien escribe se le presupone una inteligencia fuera de lo normal. Qué sentido tiene esto. Sólo el querer llegar al mayor número de gente posible como así ha sido.

Porque a los que siempre nos intereso el caso Banesto, la verdad sobre el tema, el libro que tendría que haber escrito Conde yendo al fondo del asunto hubiese tenido una tirada de la decima parte. Pero a él no le interesa este punto sino solamente dejar claro de cara al vulgo su presunta inocencia, su sacrificio por parte del sistema. ¿Cuando a un tío tan intelectualmente snob le ha interesado el pueblo?. Es una buena pregunta que muchos años en la cárcel no cambian. Yo personalmente he sentido una decepción por ese modo de estar escrito ya que esperaba más precisión, más análisis, más verdad.

Respecto a los hechos que relata uno queda un poco harto de ese tono de ingenuidad que desprende en cada línea, empujado por circunstancias cuando él no quería. Evidentemente no es verdad. No pasa nada por ser ambicioso y dejarse seducir por el éxito, es algo humano y que se repite generación tras generación, el testimonio de Conde tendría mucho más valor reconociendo errores lógicos del ser humano. Ser inteligente no quiere decir ser moral y tener los pies en el suelo. Conde cata los pecados capitales. A esta altura es difícil que lo pueda negar y desde mi punto de vista habría tenido más validez su testimonio reconociendo su propia vanidad.

La reflexión al terminar de leerlo es que evidentemente la España de finales de los 80 era un salvaje oeste en que todo el mundo hizo lo que le dio la gana, en que no existía en ningún momento un estado de derecho y que todo estaba por hacer. Yo no dudo que lo que cuenta es verdad, son cosas que siempre sospechaste y que ahora uno de los protagonistas relata en primera persona. Claro que hay cosas que él hizo mal y que calla. Pero lo que cuenta es tan triste que España queda en un lugar muy malo, muy triste, más cerca de Sudamérica que de Europa. Con la desventaja de que el que lo cuenta fue protagonista y que los demás protagonistas no van a contar otra versión. Aquí no hay periodistas ni intermediarios. Por último si hay un damnificado en el libro es Aznar, queda retratado en toda la mediocridad que siempre se le supuso y seguramente será el primero que de respuesta cuando en su día se decida a escribir o que le escriban unas memorias.

Y si hay alguien que sale reforzado es Juan Abello, por mucho que Conde hable mal de él es lo suficientemente astuto y sensato para dejar el barco en el momento adecuado y no quemarse con su amigo, y seguir estando 17 años después en el mismo lugar, habiendo recorrido otras 30 batallas ganadas. Que interesante sería saber su versión de los hechos, desde como descubre a un chaval de provincias a como comprende que ha perdido la cabeza, todo ello con un whisky en la mano tras una cacería de perdices.

martes, 1 de marzo de 2011

El canto de la Sierra


Otra temporada de caza que termina, siempre te deja las mismas sensaciones, la de tener que esperar pacientemente a que pase el verano para volver a arrancar. Y deja tras de sí una serie de impresiones. La primera es la incertidumbre de cuanto durara esto. En algún momento acabara el show. Devorado por nosotros mismos, por el mercado, por la presión constante en su contra de la urbanización. Acabaran todas las sierras como la de Madrid, chaleteada en pareados donde la gente se pueda escapar un fin de semana a hacer una paella.

Que impresión es todavía montear en aquellas sierras de inmemorial en que la vista se pierde en el horizonte sin nada que te rodee, sierras y barrancos donde el tiempo no transcurre, ancladas en lo más profundo del olvido. Que enorme privilegio poder haberlo visto, con la tranquilidad rota por las carreras de los perros, sierras que sólo las molesta el hombre un par de veces al año y mientras deja que la propia naturaleza cumpla sus ritos. Pero cada vez queda menos de todo eso. Nada que no sea comprensible, cada vez hay una mayor división de la superficie como paso de las generaciones, un menor interés de la gente de los pueblos en cuidar de ese medio ambiente, un mayor interés del agreste urbano en volver a ese campo que antes pastoreaba y que ahora quiere pasearlo en una bicicleta. Más picnic, más “turismo” rural.

España no es país de tradiciones, como muestra la desaparición del caballo, esto unido a las carreteras, a los aumentos de población, a las vallas, a la ruina de la Agricultura, al abandono del campo. Con la paradoja de que el campo a su vez se vuelve más salvaje. El zorro y el jabalí como paradigma de lo salvaje frente a unos campos que ya nadie quiere guardar.

Es el curso de la historia, frente al que no se puede luchar y frente al que sólo se puede oponer la nostalgia. Con cero reconocimiento hacia una serie de propietarios que con su esfuerzo y su dinero cuidan gran parte de esas sierras. Con ninguna gana de cuidar tradiciones por parte de unos ingenieros de asfalto.
Nosotros por lo menos lo hemos visto. No se cuanta gente podrá decir lo mismo dentro de unos años.