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viernes, 24 de diciembre de 2010

Nochebuena

Que difícil decir algo nuevo cuando tantas cosas se han escrito ya. Que difícil una Nochebuena que siempre te invita a reflexionar. A quedarte parado y pensar si este año que muere hiciste lo que tenias que hacer, recuento de balas y cadáveres. Quizás sea la noche de las cicatrices. Cuando un frio húmedo hace que te duela esa vieja herida.

Una noche de perspectiva, de reencuentros inesperados, en que pones cada cosa en valor. A todo eso te empuja la Nochebuena.
Esperanza, esa debería de ser la primera lección. Si quieres es el nacimiento de Dios, si no es el solsticio de invierno, sea como sea solo te queda mejorar, los días serán más largos y todo va hacia adelante. Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar.

Estamos hechos de tiempo, es lo único que rige nuestros destinos. Tiempo que se ha ido y tiempo que vendrá. Y nosotros solo podemos contar con el presente. Lo demás es jugar a semidioses.

Feliz Navidad a todos, ha sido un gran placer compartir este año con vosotros.

Por lo vivido, por lo que queda por vivir.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Noche de Diciembre

Aquí en un club de mala muerte, o de muerte lenta. En que toda mi oficina toma copas, viejos verdes en busca de carne fresca, nosotros no somos capaces de hacerles frente. No tengo interés en follarme a esa secretaria que lleva a tiro toda la noche. Sé que debería, ¡me apuntaría una historia que pondría contar mañana! Pero no siempre puede ser así.

La noche sigue, con voces entrecortadas por la música mientras las caderas intentan seguir un ritmo.

Ahí estoy, que salgo que entro, escondiendo parte de mi para poder enseñar esa otra que funciona. Convertirme en la roca que debo ser.

Perdiéndome en la soledad a la que te has condenado, entre niñatas de Chamberí y pijas de provincias. Dándote asco todo lo que ves porque ya no crees en que queden princesas, mientras todos nos ahogamos en un vaso de ginebra....

Y ver ese mercado de gente, con rubias que buscan meterse mano, con gente que busca mañana no acordarse, sin nada que merezca la pena, un folleteo tonto de última hora de madrugada. Y tú te preguntas porque no perteneces a ese mundo de inmortales, porque no eres capaz de follarte a esa rusa, porque no sacas la vena golfa, esa que te ataca en el mes de junio, porque tienes que ser pura nostalgia en la noche de diciembre.

Y te llamas imbécil por guardar distancias a tías que jamás te guardaron más de lo que uno tarda en pedir otra copa...

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Paracaidas

Ego. Dis Berlin 2010.

Un paracaídas a tiempo. Sin saber si debía de saltar todavía o aquello tenía arreglo. Sin ser consciente de todo, pero siendo consciente de que estoy en el aire, con demasiadas sensaciones aún pegadas al cuerpo como para saber si era verdad lo que pasaba o era una gran mentira.

Imagino que como siempre que alguien salta sin estrellarse te planteas hasta que punto no podías haber aguantado mas, haber hecho una última intentona. El momento del salto es cuando más vértigo tienes, todo al mundo alrededor te pide que no lo dudes, que nada más tienes que hacer ahí. Que todo se fue y que todo está completamente acabado. Que ella no tiene ninguna intención de arreglarlo, que está jugando contigo. Así que saltas, pero al no estrellarte y morir en el intento te estás condenando a nunca saber si lo podrías haber arreglado.

Pero la emoción va pasando, aún con sus debidas cicatrices, te preguntas por el ahora, por el mañana, aunque tengas pegado demasiado cerca el pasado. Sabes que volverás a ver amanecidas y que todo volverá a cobrar sentido, a la normalidad de los días sin fecha. Pero tú piensas que ella te dio un no porque la llamaste a que te lo diese, que ella vivía en el no lo sé, en el ahora no, en un mar de dudas.

Ya más cerca del suelo, ves deslumbrar una cabaña cerca de donde vas a aterrizar, la brisa de la tarde acaricia tu cara y comprendes que no te queda más que seguir camino, que no es sino otra raya más para un tigre.

Si alguna vez no hubieses existido

Si alguna vez no hubieses existido,
si el calor de tus muslos no me hubiese
buscado como un látigo preciso
y mis ambigüedades electivas
-los días más oscuros de mí mismo-
no te hubiesen tenido como saldo
de afirmación o excusa,
es posible
que este volver a casa en soledad
y demasiado pronto,
me recordase ahora un poco menos
al joven que apostaba por el mundo,
con el mundo a su espalda.

Sólo el amor es duro.
Metidos en la noche, regresando
entre la potestad y la mentira,
hablamos del poder o de los sueños
al hablar del abrazo.
Y no lo sé tal vez, no sé si me recuerdo
prisionero de un cuerpo o libre junto a él,
buscando salvación o en servidumbre,
miserable y maldito, pero atónito.

Quizás sólo se trata de que no estás aquí,
de que perder es duro para todos
y el amor me hace falta, como sabes.
Quizás contigo estuve
tan demasiado cerca de tu reino,
que necesito ahora desmentirte,
utilizar los trucos que uno tiene
para poder seguir.

Porque somos así seguramente,
huellas equivocadas,
solitarias hogueras de un camino,
paraísos de cuatro habitaciones
que sólo se comprenden
después de haber firmado muchas veces,
precisamente ahí,
donde pone El viajero.

Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,
quiero que me recuerdes derrotado,
como quien algo espera
más allá de los tiempos y los hechos.
Quizás porque haga falta haberlo presagiado
o porque, en todo caso, nadie sabe
dónde acaban los sueños.
Luis Garcia Montero, Diario Cómplice (1988)

martes, 14 de diciembre de 2010

Nieva en Londres

Nieva en L., de lado, todo el día nevando, de repente las calles se parecían más a un poblachón que a una capital de algo. Tengo la moto rota y a la vuelta andando pensaba en la última vez que vi la nieve, creo que era recién pasado reyes. Recuerdo que era domingo porque estábamos solos en esa buhardilla, empezó a hacer frio hasta que llego un momento en que el mismo aire acondicionado no calentaba. Sin calefactores, no me lo recuerdes más veces. Al llegar tuvimos que pasar por los chinos a que te compraras regalices gigantes, y yo una litrona con algo de pasta.

Era de noche muy cerrada cuando nos fuimos y la terraza tenía una cuarta de nieve, esa noche creo que fue la que vimos El Cónsul de Sodoma, triste película para tanto personaje. O quizás superponga noches porque ahí siempre hacía demasiado frio. Qué difícil es dotar de profundidad al cine. Me hubiese encantado conocer a Gil de B, leí el otro día en un libro de Sabina que su suegro era muy amigo, que siempre había estado enamorado de él. No sé lo qué pensaría GB de Sabina, si es más letrista que poeta. Yo mirando por esta ventana pienso con nostalgia en la última vez que vi nevar, porque si que estoy seguro que era en otro barrio que parece un poblachon aunque también este perdido dentro de una capital.

domingo, 12 de diciembre de 2010

sábado, 4 de diciembre de 2010

Gatsby

Y mientras me hallaba allí, reflexionando sobre el viejo y desconocido mundo, pensé en el asombro de Gatsby al advertir, por vez primera, la luz verde al final del malecón de Daisy. Había recorrido un largo camino para llegar a este verde césped, y su sueño debió parecerle tan próximo que no le sería imposible lograrlo… No sabía ya que estaba detrás de él… en alguna parte de aquella vasta oscuridad, más allá de la ciudad, donde los oscuros campos se desplegaban bajo las sombras de la noche.
Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros… Nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más de prisa, abriremos los brazos, y… un buen día…
Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado.

Gatsby nunca se resignó, podía haberse retirado, podía haber encontrado algo diferente, pero él persistió, sabía lo que necesitaba y lo intento conseguir hasta el final. Su historia es triste, de amores perdidos y trenes que se fueron, lo tuvo en la mano y no lo consiguió. No era un llorón, era un ganador con las cosas demasiado claras, un solitario que poseía demasiadas cosas salvo la que de verdad necesitaba. Hay gente que no ve en él y en su mundo sino una recreación del dinero, del nuevo contra el viejo en los años veinte. Hay mucho mas ahí, existe la idea del destino, de amores imposibles y espinas clavadas, de esa figura de la que tanto se abusa de que un hombre no termina de serlo hasta que pierde al amor de su vida, de segundas oportunidades. Existe la idea de poder borrar un pasado, de reconvertirte en un hombre mejor.

Scott Fitzgerald siempre estuvo bajo la influencia de Zelda, ella fue la que le permitió acceder a un mundo que luego representa en la novela. Scott Fitzgerald vivió y murió por Zelda, intentaron pasarlo bien y seguir siempre bailando. Es una historia triste que en parte acaba mal. Toda la generación perdida estuvo bajo la influencia de sus musas, Hemingway por ejemplo no habría llegado nunca a España sin ellas.

Gatsby es el final de un sueño también. En Europa el fin de ciclo fue la primera guerra mundial, los últimos unicornios que murieron en las trincheras. En América fue la gran depresión el inicio del fin del sueño americano, y el gran Gatsby es la imagen perfecta de esa época, ese cuadro que representa tan bien la banalidad que te permite vivir una época de paz y tranquilidad. Algo demasiado parecido a nuestra juventud.

Y tiene que ver con nosotros, con alguien que llega tarde, transformado en otra persona, consciente de lo que tiene que hacer, expectante al otro lado de un lago, de saltos mortales y apuestas personales. Claro que no hay margaritas, ni risas en un local con murales de Mario Bros y David Bowie de fondo, ni un vestido blanco a rayas que estas estrenando. Ni un paseo en moto por Londres en que redescubres la inocencia de las pequeñas cosas. En que hay promesas entre risas más serias que un notario. Todo eso es nuestra intrahistoria, la de dos mortales que se buscan y se encuentran, que se equivocan y que aciertan. Que se arrepienten y perdonan. Que caminan en círculos sin que les importe lo que piensen de ellos.

Tiene que ver con una noche en Londres tan divertida que me parece un sueño, como no habíamos tenido nunca otra, quizás porque llegados a este punto sólo nos queda ser nosotros mismos, que me reconfirma que estoy en lo correcto, tan inesperada como única.

Todo esto es lo que me gustaría contarte al oído con la luz apagada mientras me enredo con tu pelo. O paseando por Londres un domingo de madrugada, sin nadie en la calle, a bajo cero.

martes, 30 de noviembre de 2010

San Andrés

Hace frio en Woodfall, estoy escuchando una canción de Lennon en que reniega de las cosas en las que ha creído, comprendo que no te puedo llamar, así que tecleo, me gustaría contarte quien ha estado por casa, minucias, el frio que hace aquí, los libros que se amontonan en el otro lado de la cama, como si en vez de vivir en una cama de matrimonio viviese en una de uno diez, sin poderme mover porque sé que al otro lado están los diarios de Morla Lynch, las obras completas de Garcia Montero y una biografía de Sabina, me gustaría leerte cuando Montero dice eso de

Igual que quemaduras debajo de los dedos,
en un segundo plano
seguiremos presentes y esperando
ese momento exacto del náufrago en la orilla,
cuando al salir del mar
me escribas en la arena:
«Sé que el amor existe,
pero no sé dónde lo aprendí»

porque de Luis cualquier verso me sirve, en cualquiera de ellos he vivido y cualquiera te podría recitar, recordándote aquí bajo mi edredón, recordando cuando en JV te leia sus versos con la luz que daba un móvil, todavía noqueado por esos que me golpeaban como si no hubiese alternativa, como si tuviese que vivir entre las murallas que había levantado.

Miento, me gustaría llamarte y decirte que por kings road he visto una cheeta cruzar por un paso de cebra, preciosa, con una piel brillante y paso lento. Y luego me he cruzado con un par de espiritus de camino al trabajo, pero no me ha importado, les he mirado a los ojos fijamente, era de madrugada y hacia mucha frío, pero en mis ojos no había nada que perder, asi que les aguante la mirada, mientras que ellos con la cara palida la acabaron bajando. Era víspera de San Andres.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Reconstrucción

No estoy triste, quizás si lo esté. Estoy desolado, inhóspito y desierto. No me entiendo, es como si me hubiera despertado de haber estado hipnotizado y preguntase alrededor donde estoy y que ha pasado. Me han valido pocas conversaciones pero las suficientes para entender un par de cosas básicas. No me reconozco a mí mismo, es como si enfundado en un traje de arrogancia, de seguridad, una coraza que me hacía no sentir hubiese funcionado en todo momento, sin ser yo. Pero ahora despierto de un sueño, como si llevase meses dormidos, como si llevase meses desconectado de mi mismo. No lo entiendo, no me entiendo.

Miro a mi lado y no está, se ha ido, la he echado dejándola ir. Quedándome dormido mientras ella recogía sus cosas entre lagrimas. Intento recomponer la situación sin ser capaz de entenderme, que me ha pasado. Me gustaba tanto que siempre pensé que estaría ahí, veía imposible que no estuviera. Y yo huyendo, de no se sabe muy bien qué, quizás de mis miedos, de mis sombras, de mi vida. Repaso mis conversaciones con ella, todas impregnadas de sentencias mías, como dejándola en un lugar inferior, como si siempre tuviese yo la razón por el hecho de ser mayor. Sólo este fin de semana la escuche, porque tenía todo el sentido del mundo lo que decía, porque me gustaba escucharla, porque mi conversación envenenada hacía que la boca se me quedase seca. Me da un escalofrío. Con lo que me costó conseguir una segunda oportunidad.

La primera mujer en años de la que me enamoro, la niña que sabia estar ahí a mi lado haciéndome creer en mí, la niña que me quería por lo que era, una persona con un mundo interior sensible, buscando llenarlo con otra persona, cariñosa, buena, una persona tan buena que solo daba ternura, una persona con la que podía hablar tantas horas como necesitase, que siempre se apuntó a mí plan y me abrió su corazón, alguien que no juzgó sino que intento entender, alguien a quien la palabra admiración se le queda pequeña. Y yo no la dejaba, no la dejaba. Y todo el juego que conseguí hacer fue hacerme el ofendido, como si ella me tuviese que dar alguna explicación, puro orgullo mío que a ningún lado llevó. Como si quisiera que ella me pidiese perdón para dejarla entrar, como si tuviese que entrar arrodillada ante mí, como si no fuese bastante que viniese a buscarme aquí y me diese otra oportunidad. Y yo la dejé marchar, la vi hacer sus maletas lentamente, delante mío, no me reconozco en esa persona. Yo la quería y la quiero con toda mi alma, era lo mejor que me había pasado en años, esa oportunidad de empezar de cero con alguien, lo estropeé la primera vez, me arrepentí y la pedí perdón, me costó meses convencerla, meses de aviones, llamadas, cartas y blogs, al final ella me dio otra oportunidad. Que también desaproveche, enfermo de mí. Ahora consciente de la barbaridad que cometí me miro al espejo preguntándome quién soy yo, qué clase de enfermo idiota haría por segunda vez lo mismo. Nadie. No hay consuelo, porque no hay explicación.

Hablo con ella por teléfono, la busco en una fiesta hasta que veo sus labios rojos, salgó de esa conversación convencido de que tengo que volver a ser yo mismo para poderla querer, me convenzo de mi capacidad para reconquistarla y para hacerla la mujer más feliz del mundo, sé que es algo que sé hacer, me animo y de pronto recupero fuerzas, el amor es algo insalvable, pero entonces mientras los días pasan va cayendo sobre mí la realidad de nuestras conversaciones, va cayendo sobre mí los recuerdos, y por primera vez la entiendo a ella. A la mujer que me estuvo esperando pacientemente a que la dejase entrar, a que la escuchara y a que la amara. La vuelvo a ver y ahora yo, desnudo, después de mucho tiempo comprendo mi enfermedad. Comprendo sus palabras a las que ahora no me cabe sino asentir. Ella se hubiese conformado con la coraza pero ni eso le pude dar. Mi ego, mi soberbia me lo impedían.

Miro alrededor mío como si todo me fuese ajeno, como si hubiese llegado aquí y no supiese lo que tengo que hacer. La ropa no me sienta bien, es como si no fuese mía, como si fuera prestada, me entran ganas de quemar mi cuarto, y luego limpiarlo y vaciarlo. No puedo convivir con esa losa.

Porque lo cierto es que la quiero, que cada vez que la veo me recuerda más a la persona a la que me gustaría parecerme, a la que me gustaría abrazar y con la que me gustaría compartir mi vida, con la que me gustaría ser uno solo, la musa que busqué, con la que me gustaría llorar y reír, quiero vivir en ella, quiero que viva en mi, quiero que sea mi amante, mi vida, mi compañera de viaje, mi luz y mi sombra.

Dios me dio talentos que jamás aproveche, hasta ahora pensé que eran otros, hoy me doy cuenta de que no sé amar. Todo lo que pido y exijo a cambio de lo poco que doy, de tantas cosas que no funcionan dentro de mí qué me dan miedo. Me doy cuenta hoy, solo en esta habitación, meses tarde. El tiempo siempre pasa factura, el tiempo es la materia de la vida, lo que rige nuestros sueños y nuestros destinos.

Cuanto me costará levantarme y cargar con la culpa de lo que pasó, mucho, si ayer pensaba que la reconquistaría, que volvería a ser mía, hoy no puedo sino pensar que no la merezco, que qué grande me viene, que no he sabido ni valorarla ni quererla. Y vuelvo a agachar la cabeza, porque la única palabra que me viene hoy a la boca es perdón. Palabra que nunca supe pronunciar y que explica demasiadas cosas. Y comprendo al ver la cama vacía que ella no volverá. Reconstrucción.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Radio Libertad

Radio Libertad llamando a todos los rincones, una guitarra en mano, con una voz fuerte a medio camino entre un chulo de barrio y un chulo de playa, se acuerda de su hermano que ya no está, de la vanguardia y la reivindicación, precursor de ese Mayo del 68 en que se quemaban los coches de los padres para luego subir a comer a casa servido por mayordomo.

Tiene algo su voz, es la de un ganador camino de la nostalgia, me intriga, se bebió la vida cogiendo trenes como quien coge la sal, se la jugó su primera mujer con un tío de la segunda, se llevo también el dinero. Pero en ese momento él todavía tenía una guitarra, tenía su voz que a pesar de los años seguía funcionando, chuleta, un gallo de corral.

Sé equivoco siendo un crio en París, podían haber cambiado mil cosas, podría haber sido ese cantante que no fue. Pero se cruzó ese amigo al que todos le queremos hacer siempre un favor. Es fácil imaginar la vida de un hijo de diplomático que huye de casa y se instala en Paris, pasea por las calles sin nada que comer, harto de privilegios anda con las manos en los bolsillos camino de ningún lado, se considera el último vanguardista con su guitarra, escuchando el Highway 61 de Dylan. No tiene nada allí y vive como si no supiese si se va a quedar un mes o dos años. Sin acumular nada, sabiendo que quizás aquel fuera su último dia allí, en esa buhardilla donde tanto frío hace.

Caminante son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.


Un coche rojo pequeño, lo único que le regaló en su vida, escuchando la vida de su padre mientras sigue cantando, emocionada y frágil, echando de menos a la persona que ya no es. Emocionada mientras cuenta su historia. Preocupada por su falta de ilusión, por la dureza de su trato. Queriendo tenerle más cerca, más dentro de su vida. Demasiado pequeña para haber pasado por lo que ha pasado, demasiado incluso para el más valiente. No siempre todo está de cara. Es algo más que admiración cuando habla de él, hasta cuando cuenta porque un día dejó de cantar. Eso también se lo quitaron. Preguntándose que hay de él en ella. De ese ganador solitario que en la última partida perdió. Destinos cruzados. Su madre se supo bajar de ese tren para darle una estabilidad a sus hijos, ella otra bohemia con dinero que después de huir de todo no quiere sino convertirse en una madre petit bourgeois, contraria a todo por lo que lucho, viviendo en sus hijos y queriendo que no cometan los errores que cometieron ellos. Ni un error más. Todo como il faut.

Cuantas cicatrices para esa niña tan pequeña que lo cuenta todo con admiración, con la admiración de quien no juzga sino que relata, sin engaños, comprendiendo que quizás los dos se equivocaron muchas veces pero sabiendo que ella es fruto de aquello. Yo con un arrepentimiento a medias en el cuerpo me encantaría abrazarla, para que no se sintiese tan sola en esa historia, para darle ese calor que muchas veces le ha faltado. Impresionado por su honestidad, su pequeña forma de vivir la vida, queriendo ser ella misma, buscar su sitio y sentirse cómoda. A su lado uno, de repente se siente pequeño, enano, y siente una enorme admiración por la mujer que tiene enfrente.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Declaración de Intenciones

Años siendo una sombra, años sin encontrarte, regodeandote en uno mismo, dejandote arrastrar por la corriente sin ser capaz de vivir tu vida. Viviendo la de los demás sin ser capaz de vivir la tuya, la cantidad de gente que habrá pasado sin haberles dado una oportunidad. Como si estuvieras de retirada en una escapada que no sabes donde lleva. Años perdidos.

Hasta que alguien te lo explica, que haces idiota, te lo habían dicho mil veces incluso pensabas que ese abismo podía tener su aquel, vivir como un personaje de novela, la verdadera bohemia es la soledad, la del hombre solitario que vive en sus sombras.

Ni un día más.

Tienes mucha razón en lo que dices, aunque siempre haya matices, y des cosas por sentadas. Pero no quiero discutir de eso, ahora mismo tengo dos objetivos en mi vida, dos objetivos que son uno mismo, encontrarme a mi y encontrarte a ti, porque una cosa es la otra, sin tu ayuda no me puedo encontrar conmigo mismo, sin encontrarme conmigo entiendo que quieras pasar pagina. Ni un día mas de frío. No quiero que te escapes, quiero vivir en ti, quiero vivas en mi, quiero que seas mi amante, mi vida, mi compañera de viaje, mi luz y mi sombra.

Se acabaron las escapadas, las escusas, la falta de confianza, quiero vaciarme en ti, jugarmela aunque sepa que me puedo matar. Muero por ti. De que vale esta vida si no voy a vivirla, y de que vale si no es contigo.

martes, 2 de noviembre de 2010

Aeropuerto

Un aeropuerto medio lleno. Todavia es de noche cuando salgo de casa. Hace un poco de frio y no hay nadie en la calle, subo a un taxi que me dirige hacia allá. Madrid va quedando por la ventanilla. Calles y recuerdos, te acuerdas de tu ultimo amor alli. De cuando os empezasteis a enamorar, de esas primeras quedadas en que nervioso tenias que manejar la conversacion, de esos primeros besos en que pensabas que eras alguien especial, se te revolotea el estomago como si aquello hubiese pasado ayer. Paso hace casi un año pero podia haber sido este fin de semana. Piensas en porque nunca fue capaz de contestarte a ninguna carta. Asi es el hombre, amontonando dias sobre sus sombras. No lo elije él, le viene dado. Madrid está bonito, con sus calles en perspectiva, sus cuestas arriba y una calle que seguro que antes era un bulevar, oscuro y solitario.




Ahora mismo no tengo patria, divago entre dos capitales donde tengo media vida en cada una. Mi casa, si es que tengo algo parecido, esta mas alla que aca. Solitario como solo yo se estarlo. Protegiendome de un mundo que cuanto mas descubro menos me gusta, menos me identifico con el. Y pensar en todos los dias tristes que me quedan. Se me hace bola solo de pensarlo. En dias como estos pienso que si la juventud es donde se aprende a ser mayor yo desde luego me he perdido algo, hay una parte que no me la enseñaron tambien. O quizas sea este aeropuerto y la cola de embarque. Lleno de gente gris con miedo por saber si va hacia su destino. Grandiosa palabra para ser un martes. Solo deberiamos de hablar de destinos a finales de mes. Antes deberia de estar prohibido.


(originalmente publicado el 8 de Noviembre de 2010)

martes, 19 de octubre de 2010

Tiempo de otoño y meditación

De que huimos cada día, de una sombra, de tus propios miedos, observando la eternidad como vacio en un cuarto. Sin querer sufrir, convertido en el hombre del abrigo gris. Un whisky con hielo. Buscando un perfil medio, sin arriesgar. Cobarde como tú solo sabes serlo, egoísta conservador, frio calculador.

Meses viendo un teléfono sin valor para llamarte. Tiempo de otoño y meditación.

viernes, 8 de octubre de 2010

De Intelectuales y Escritores

Leí hace poco en una de esas columnas soporíferas de Anson que el periodismo había sido el gran género literario del siglo XX al igual que el teatro en el XVII, el ensayo en el XVIII y la novela en el XIX. Anson era partidario de defender el periodismo como literatura lo cual es una opinión que se puede tener en cuenta de una manera más en serio o en broma, cada cual como prefiera. De hecho él ha conseguido sentarse en la Real Academia.

El periodismo es fascinante, es la transmisión de la realidad, lo que más puede influir a una sociedad de masas y el medio que tiene la gente para conocer el escenario. Este ha de ser limpio y objetivo, o al menos eso es lo que alguien le pediría de forma que a partir de él puedas formarte una opinión. Además de la inmediatez, la otra característica fundamental que lo define es la periodicidad. Siempre hay que producir, rellenar. Aquí pierde parte interés, no hay capacidad para rellenar siempre y si es así el nivel decae. Es evidente, no somos tan listos como para producir sin descanso y decir cosas interesantes.

Pero lo que me interesa es la repercusión, la autoridad de un periodista o de un escritor a la hora de hacer juicios de valor. ¿Qué sabe un periodista o escritor sobre la historia? Muy poco, no porque no hayan dejado de leer sino porque no se les exige un estándar mínimo para publicar, simplemente se pide que el texto este bien escrito, no lo tienen que defender y la repercusión que del mismo se pueda tener sólo llenara el cubo de basura de mañana. ¿Su opinión tendría que ser tenida en cuenta? Seguramente no pero no por ello la gente deja de reproducir sus palabras como si amparándose en ellas aquello a lo que se refiere cobrase más valor.

Escribo todo esto por la polémica entre Cercas y Marañón a costa de la Transición y la Segunda República, hablando de donde hay que fundar la legitimación del sistema democrático, aquí o allí. Evidentemente Cercas es un buen novelista y un buen periodista, pero no es un historiador. Claro que puede dar su opinión en este aspecto pero carece de cualquier intereses. Aquí es donde hay que distinguir claramente entre un intelectual y un escritor. El primero puede tener cierta autoritas, puedes querer escucharle, leerle, estar de acuerdo o en desacuerdo, pero al final si tiene prestigio y la gente lo escucha es porque ha estudiado y reflexionado sobre el tema. La historia es tan difícil de entender, tanto documento y facetas que estudiar que es muy fácil hacer juicios a la ligera que quepan en una página de un periódico. El escritor cuando juzga se convierte un contertulio de esos de la radio que opina de todo sin entender absolutamente nada.

Esto no deja que al escribir estas líneas me pregunte yo mismo cual es el interés de mis palabras, porque hay algo que te impulsa a ordenar ideas escribiendo, lo mismo que hace Cercas, paradójico pero cierto. Quizás sea más periodista que intelectual.

(Publicado orginalmente el viernes 8 de octubre de 2010)

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Otoño

Que difícil ser uno mismo, encontrar un lugar después de un tiempo apartado. Una vuelta a un bar, un olor que te recuerda que estuviste allí. Las mismas calles, y ese portero de dos casas más abajo. Todo es lo mismo pero no te encuentras. Por primera vez lo ves con ojos extraños. Como si esa realidad no te perteneciese o no fuera la tuya. Una vuelta a Madrid en que la ves como un viaje en el tiempo.


Sigo sin comprender el sentido de acumular años unos encima de otros, otoños encima de otoños. De repente te das cuenta en tu armario de una foto que te recuerda al 2006, sonríes, han pasado cuatro años, aquello lo vivías al 100% y sin embargo hoy te parece tan lejano como si lo hubieses vivido cuatro vidas más atrás. No hay nada en ti de eso, quizás cicatrices y un deje de escepticismo. Si algo has aprendido durante estos años es que solamente estas tu. Que la vida es de uno, aunque estés siempre rodeado de gente, y que en esa soledad te has de construir tu universo, acumulando papeles y recuerdos, preguntándote de vez en cuando por el efecto del tiempo, la memoria y el olvido en la vida de cada uno.


lunes, 27 de septiembre de 2010

Todavía

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría


palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo


tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto


nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa


sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía


pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro


y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido


y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más todavía


Mario Benedetti

sábado, 18 de septiembre de 2010

Edimburgo

El símbolo es Sean, querían a Porfirio, un purista nato pero se quedaron con ganas. Es la primera imagen que te regalan. Luego viene un acento imposible alineado con dos copas mal puestas y un descorche del que se encarga Charlie.
En Edimburgo buscas la nostalgia, un sitio donde ver a Gran Bretaña en mayúsculas. Te regala un McDonald’s fruto de la globalización mezcla de Starbucks.

Hoy más que en los últimos meses creo en el antimodernismo como credo diario.
Y todo esto con su santidad en Hyde Park.
Ahí queda eso...

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El mundo sigue girando

Dos años después el mundo sigue girando, es la gran realidad de la vida. Pase lo que pase sobre la tierra los días seguirán contando con una amanecida, un mediodía y una puesta de sol. Tendrán una duración exactamente igual.

Es absurdo las ganas de los historiadores de clasificar el tiempo y dividirlo en etapas, pero sin embargo es completamente humano. Desde dividirlo en reinados, en épocas culturales. Es un afán clasificatorio que lo invade todo. Quizás porque así sea más fácil de explicar y de sintetizar. Mas académico en todo caso.

El mundo desde la caída del bloque soviético había caído en un predominio absoluto del bloque occidental. Era la primera vez que se vivía en un mundo unipolar y en el que además estaba tan claro que valores como Democracia, Capitalismo y Estado de Bienestar eran indiscutibles. Paradigmas de la democracia, a la que se había llegado tras mucho sufrimiento y como una superación de anteriores modelos. Era lo que Fukuyama haciendo caja sobre una idea que había catalogado como el “fin de la historia”, habíamos llegado al límite que imponía la historia mismo y a partir de entonces todo avanzaría en torno a esa dirección. Cualquier persona que discuta esos valores se considera que esta fuera del sistema.

En el caso español a esto se unía la llegada de la democracia puesta desde el principio como el esfuerzo por parte de todos los españoles de dejar atrás los males que nos azotaban desde inmemorial.

Todo esto unido a la enorme capacidad que por primera vez tienen los medios de comunicación como medios de control de masas. Y el enorme precio que se paga por un cartel de independiente. Lo importante es jugar en el sistema y estar alineado dentro de ese menú que se configura al antojo y gustos de todos. Las diferencias de pensamiento entre unos y otros son mínimas, es lo que popularmente se califica como el pensamiento único o políticamente correcto.
La crisis que apareció en 2007 y que se confirmo en Septiembre de 2008 ha devuelto a la realidad al mundo occidental, la historia que parecía agotarse vuelve a la vida, y nos hace preguntarnos en qué fase del ciclo estamos, si es una mera crisis económica cíclica o sin embargo si las consecuencias de la misma serán determinantes en los próximos lustros y marcaran un golpe o fin de época.

En el caso de España es una crisis que coincide con una serie de acontecimientos particulares. El primero es con el agotamiento del modelo salido de la transición. Las causas de que este modelo se agote son variadas y a mi juicio unas están entremezcladas con otras, pero a grandes rasgos son: no haberse renovado el modelo o haberse viciado, porque genero una serie de esperanzas mas allá de las posibilidades reales al pensar que el simple modelo solucionaría todos los problemas que arrastrábamos desde hacía más de un siglo, por deficiencias claras del mismo, solo citar como ejemplo la política autonómica y las cesiones de competencias a cambio de apoyo parlamentario, por falta de desarrollo de partes del mismo como la politización de la justicia.

Pero hay otros factores importantes y que son más presentes ahora, el mayor es el relevo generacional de la generación que la impulso. La transición se desarrollo por un lado con gente joven (ejemplos como Suarez o el Rey) y con gente de experiencia (Fernandez Miranda, Gutierrez Mellado, Cavero, Areilza…). La generación ultima está enterrada y la que entonces era joven está casi completamente retirada y sustituida por una generación que no vivió una época de claros sacrificios. Es la generación de los nietos de la guerra, no de los hijos, para explicarlo de manera más gráfica. Quizás el ejemplo más claro de pequeñoaburguesamiento mental de esta generación lo represente el Principe contra la figura de su padre. Viendo la imagen, el sentido del deber y el sentido del estado de uno y otro uno entiende las personas con que contábamos hace treinta años y con las que contamos ahora.

El segundo factor de crisis en España es el económico, como agotamiento en parte de un ciclo tan largo que ha dado tiempo a alumbrar una generación que ha mirado cara a cara a países que sus padres suspiraban por parecerse. Una ola de enriquecimiento, que se ha difuminado como un sueño y que tiene todos los ingredientes para no volverse a repetir. Una belle epoque sin ninguno gusto y sin un Jay Gatsby que la ejemplifique. Pasaran años en que todo esto se despeje y veamos lo que ha quedado aquí. Pero el retroceso que espera en los siguientes años va a ser duro, sin una clase política valiente y que quiera tomar las decisiones necesarias y con un pueblo adormecido en el cotilleo.

sábado, 28 de agosto de 2010

3 Libros de 2010

En los últimos meses he leído tres libros increíbles, una biografía de Churchill de Paul Johnson, Anatomía de un instante y Las Armas y las Letras de Andrés Trapiello.

Churchill - Paul Johnson
La biografía de Churchill es una obra corta, de síntesis sobre un personaje sobre el que no se ha podido escribir mas, tanto él mismo como los historiadores. Hay cientos de volúmenes de su obra. La biografía es corta para tamaño persona, 50 años MP, 30 Ministro y 9 Primer Ministro. Pero va a las claves a intentar explicar porqué fue un personaje tan importante, y la verdad es que lo consigue, la sensación que te deja el libro es la de comprender la grandeza del personaje en todos los lados de la vida. Lo más impresionante es que se ganara la vida escribiendo, que la disfrutase tanto y que tuviera una vida familiar feliz. Por otro lado son geniales las conclusiones a las que llega PJ de donde radica el éxito de Churchill, tanto en su capacidad de esfuerzo como en su capacidad de concentrarse en el enemigo mientras dura la guerra pero luego siendo capaz de perdonar y olvidar. Partidario de la vida al máximo, recorrió el mundo vivió la historia en primera persona y todavía tuvo tiempo para escribirla.


Anatomía de un instante - Javier Cercas


Anatomía de un instante de Javier Cercas es una crónica sobre el 23F, sobre la figura de Suarez, Gutiérrez Mellado y Carrillo de pie en el congreso. Ante ellos antepone las figuras de Armada, Milans y Tejero. Cercas ya me había encantado con Soldados de Salamina, pero esta vez es sublime al recrear el espíritu que procedió al golpe y en general el espíritu de la transición. Es la mejor crónica sobre la transición que he leído y en cierta forma es también un ajuste de cuentas consigo mismo respecto al papel de Suarez. Emocionante el ultimo capitulo en que al final se define a Suarez como “uno de los nuestros”, y uno de los nuestros nunca haría algo malo para nosotros. El famoso Juan Español. Tiene momentos impresionantes como la recreación de la conversación entre Armada y Tejero dentro del congreso y como el golpe fracasa cuando estaba a punto de triunfar. A mí personalmente me hizo mucha gracia la venganza de Suarez a Hernandez Mancha en el final de su carrera.
Las armas y las letras - Andrés Trapiello
El tercero es Las Armas y Las Letras de Trapiello, una crónica a medio camino de la historia y la crítica literaria sobre los escritores en la Guerra Civil española. No tiene espíritu de objetividad en el sentido de que el autor que ha investigado mucho sobre los hechos da su opinión, mezclando personajes con sus obras. El está siempre del lado Republicano de forma que suele salvar a los que se quedaron de ese lado como los auténticos legales. No lo tomaría como una obra de referencia, lo que me impresiona es el conocimiento del autor sobre la cantidad así como lo bien escrita que está la obra en todo momento. Cambia de personajes de lugares, mete juicios o partes de obras pero sin que en ningún momento sea pesada la obra. Como todo juicio de valor, tiene el problema de ponerse en ese lugar en que crees que estás por encima del bien y el mal y te es posible juzgar. Personalmente defendería mas a Foxá aunque él por donde está no es capaz de entender su ironía y su sentido del humor. Lo mantendré siempre, Madrid de Corte a Checa no es una novela política, es una novela de clases, podrá parecer desfasada pero es la única que se aproxima a explicar porque las clases altas, en ese momento importantes por su poder político y económico, actuaron como lo hicieron.

domingo, 14 de marzo de 2010

Labios de Ceniza

Hoy, domingo, sobrepasado por muchas circunstancias y después de un fin de semana de una intensidad emocional como nunca. Intensidad no quizás tan triste, el mundo a pesar de todo lo que me pasa no se está abriendo debajo de mi. Siempre me dijo el instinto que esto me podía pasar, siempre me pidió que no fuese deprisa.


Pero hoy me dispongo a decir adiós. La cabeza solo me dice una cosa: no tienes mundo para correr. Pero es precisamente la suma de todas las cosas que me han traído aquí la que me hace tan difícil que yo me pueda ir de esta manera. Yo me fui por quinta vez de Madrid dejando a una princesa vampira, la mujer mas guapa, la más divertida, la única que me hizo reír en años. Alguien que me parecía de otra pasta. Alquien que me había demostrado tanto en tan poco tiempo que por primera vez en años había conseguido que me abriera. Alguien que me habia demostrado porque hay un portal en cada labio. La primera persona en años a quien he sabido abrazar hasta quedarme sin aire. Y todo esto quizás en el momento más difícil para mí. Con problemas en todos los frentes de mi vida. Sé que se me podrá acusar de loco por darme la vuelta en su día y esperar que alguien esté ahí cuando vuelvas. Lo sé, pero alguien que a las dos fines de semana tiene prioridades tan diferentes a ti no puede sino simplemente demostrar que tú no significas nada. Me encantaría poderme quedar con el recuerdo de que claro, me fui y ya está, y que aquello que pasaba pasó y se olvidó.


Pero todo aquello era un sueño. Todas las palabras, todas las citas, eran mentira. Igual de mentira era cuando yo decía que me iba a Londres a comerme el mundo como cuando ella decía que me quería. pero no ha habido tiempo para todo ello. Y al final, de todas las cosas que me hacen pensar y dar vueltas, sobretodo esto, es con lo que me quedo. Uno puede escribir y hablar lo que quiera, las palabras estan ahi, pero todo se resume a si te apetecer esta con una persona. lo demas siempre se puede solucinar. Labios de ceniza.

jueves, 11 de marzo de 2010

Donde habite el olvido

Cuanto se tarda en olvidar a una persona, días, meses, años. No tengo una respuesta para ello. Pero dos semanas me parece poco tiempo, demasiado poco. Si en un mes eres capaz de borrar a una persona de forma que al oír su voz o ante una propuesta de verse no te salga el corazón por la boca, es que aquello que suponías algo era completamente falso. Uno se enamora muy pocas veces en la vida, no cada dos semanas, hay poca gente por la que uno lucharía de verdad. Y uno con la experiencia aprende a ir poco a poco, porque sabe que a la vuelta de la esquina te la pueden jugar.

Hay dos prototipos muy definidos de mujer, aquella que sabe estar sola, esperar a que algo sea importante, no estar siempre en el candelero, que sepa medir los tiempos. Y hay otra que no es capaz de estar sola, que necesita un hombre en su vida para saber que las cosas le van bien y tienen sentido. La primera es independiente y sabe vivir consigo misma, la segunda no. El prototipo de la segunda es el que tantas veces hemos hablado, con copas de por medio, que es del perfil del que hay que huir. No tiene sentido enroscarse ahí ya que es el prototipo que te puede hacer un desgraciado. Esto como todo es una decisión, habrá quien prefiera el segundo tipo. Yo no.


Pues hoy estoy ante una llamada de teléfono que me revelara a qué tipo de mujer me enfrento, me da mucho miedo porque creo que va a ser de las segundas. Me lo dice mi instinto, de las que pueden jurar amor eterno ante la distancia pero a los dos semanas están enganchadas a otra cosa. En otro amor. Y es una llamada ya que el solo hecho de decir he vuelto, me apetece verte y su respuesta lo decidirá todo.


Y la respuesta es binaria, si es si, iremos a cenar reiremos y volverá a ser como antes. Si es no, será una decepción, más que por el hecho de que una persona haya rehecho su vida por darse cuenta de cómo es alguien. Pero por otro lado yo me quedare tranquilo. Tranquilo por saber que eso no es el tipo de mujer que busco y poderla descartar, tranquilo por todos aquellos momentos en que me quede callado en vez de haber dicho algo de lo que me arrepentiría. Lo pensé pero no lo dije y quizás ello le baste a mi orgullo. Y tranquilo por haberme despedido fugaz, no haber dado señales. Tranquilo porque todo lo que hubiese dicho me habría llenado los labios de ceniza.
Quizás pequeño rock&roll es hora de decirte adiós…

martes, 9 de marzo de 2010

Donde acaban los sueños

Otra vez pillándome los dedos, otro día triste por una muchacha que se marcho, que ya no está en mi vida. Una niña quien fui yo quien saque, porque no me quería enroscar, no quería volverme a enganchar para volver a pasarlo mal. Preferí ser yo el que abandonase aquello antes de estar en sus manos.

Y ella voló, libre, y yo estoy triste por ello. Me vuelvo a encontrar solo en el mundo. Y cada vez odio más la soledad, el hombre no está hecha para ella. Pero yo tengo que ser menos egoísta en mi vida. Creo que esta vez me he dado cuenta de que solo el amor y la compañía me hacen ser yo mismo. Que todo lo que no sea eso me hace fallar como persona.

Pero no solo me entristece eso, sino lo corto de su recuerdo. Alguien a quien en mi despedida me juraba que era mía, que me esperaría. Yo nunca fui partidario de jurar amor eterno, la palabra es presente y automáticamente pasado, aunque el pasado sea lo único que poseemos. Esclaviza el recuerdo, aunque no quieras creerlo lo tomas, pero por ello mismo no podemos prometerlo. Ahí es donde está el desengaño.

A los ocho días era una llamada desde el paraíso, borracha, insultándome por haber abandonado el barco, yo hasta entonces estaba tranquilo, sufría y la echaba de menos en silencio. Por que hay que ser partidario de exteriorizarlo todo, por que? Prefiero lo que dicen los silencios que lo que puede decir una palabra. Prefiero un amanecer desnudos en silencio sin que lo rompa un te quiero. Había mucho reproche oculto en la llamada, mucha acusación. Por un día pensé en modificar la carta que tenia escrita, por un momento lo pensé. Pero no, su figura lo que me transmitía era paz, ganas de estar bien conmigo mismo, había vuelto a creer en mi tiempo después. La carta termino con un poema de Garcia Montero, como no. Como me gustaría tener su facilidad para expresar esos sentimientos

Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,
quiero que me recuerdes derrotado,
como quien algo espera
más allá de los tiempos y los hechos.

Quizás porque haga falta haberlo presagiado
o porque, en todo caso, nadie sabe
dónde acaban los sueños.

Cuando releí la carta no termine de verle el sentido con el poema, pero era como me sentía ese día. Londres, ciudad solitaria, yo sentado en la mesa y terminando de redactar esa carta. Pero no tardo mucho en buscar a otro, ese mismo fin de semana, el de la llamada, era en el que ella volaba libre. Y mi sensación de tristeza esta vez es más que por lo que deje escapar es porque si algo se olvida tan rápido, es porque nunca existió. Y porque las cartas en papel se contestan con papel. Y porque ya no quedan románticos.

domingo, 10 de enero de 2010

Santayana

Uno lee los periódicos y las revistas y siempre se repiten los mismos tópicos, las mismas frases, se remiten a cada cinco años volver a poner de moda una civilización, o un personaje histórico, un tipo de novela o que tenemos que comprar. Es un continuo déjà vu.  Por eso es tan divertido descubrir personajes diferentes, nombres con los que no nos habíamos cruzado antes.

Mi descubrimiento de este año sin duda es el de Jorge Santayana. La biografía de Santayana es la de unos padres que por cosas del destino acaban viviendo en Boston. El chico acaba estudiando en Harvard y se dedica a dar clase y estudiar, llegando a ser parte de la edad de oro de la filosofía de esa Universidad. Alrededor de 1920 se establece en Roma donde vive hasta el año 1952. Dejó citas, libros, unas memorias (“Persons and Places”). Para la época en la que vivió, para ser español y haber tenido una vida tan plena, es difícil y poco conocido. ¿Cuántos españoles acabaron siendo profesores de filosofía en Harvard?

Quizás su cita más famosa y más veces mal atribuida es la de “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”. El original extraído de The life of Reason sería:

"Progress, far from consisting in change, depends on retentiveness. When change is absolute there remains no being to improve and no direction is set for possible improvement: and when experience is not retained, as among savages, infancy is perpetual. Those who cannot remember the past are condemned to repeat it. In the first stage of life the mind is frivolous and easily distracted, it misses progress by failing in consecutiveness and persistence. This is the condition of children and barbarians, in which instinct has learned nothing from experience."