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jueves, 12 de julio de 2012

Tiziano y Diana

Diana y Calixto - Tiziano

La inauguración de la exposición Titian - Metamorphosis en la National Gallery me ha recordado la historia de una pareja de cuadros que siempre me ha fascinado. Recuerdo perfectamente un verano demasiado caluroso en que apretujado en un metro londinense leí que el duque de Sutherland quería vender dos Tizianos que habían sido tasados en casi 150 millones de libras cada uno. La riqueza de los duques escoceses suena tan a tópico que me parecía increíble que todavía en el año 2012 pudiese tener alguien dos cuadros tan extraordinarios como esos. Para tener un elemento comparativo, la condesa de Chinchón fue comprada por el estado español en €24 millones.

Diana y Acteón - Tiziano

Tiziano era el pintor favorito de Carlos V y de su hijo Felipe II, les había retratado a ambos en múltiples ocasiones, y suyo es el retrato de Carlos V cabalgando en Mülhberg que representa el punto álgido de un emperador y de la dominación española en el mundo. Fue Felipe II quien en 1562 le encargó una serie de siete cuadros sobre la metamorfosis de Ovidio a Tiziano. Nuestros dos protagonistas, parte de esa serie, son Diana y Calisto, que representa el momento en que la diosa Diana descubre que su criada Calisto ha quedado embarazada de Jupiter, y por su lado Diana y Acteón representa el momento en que la diosa Diana se encuentra con Acteón.

Carlos V en Mühlberg - Tiziano

Formaron parte de la colección real española (actual Museo del Prado) hasta 1715 en que su tataranieto Felipe V decide regalárselos en agradecimiento al embajador francés en España por los servicios prestados a su persona. Es entonces cuando salen de las colecciones reales y entran en el mercado del arte, no duran mucho en manos del embajador quien los vende a Felipe de Orleans, sobrino de Luis XIV y regente de Francia desde 1715-1723 en la minoría de edad de Luis XV, por lo que acaban formando parte de la colección del duque de Orleans.


Felipe. II duque de Orleans y regente de Francia por Jean-Baptiste Santerre 

Philippe Égalité, bisnieto del regente francés, no puede mantener su nivel de vida a pesar de casarse con una de las mujeres más ricas de Francia, su colección de joyas la vendió a Catalina la Grande en 1788 y en 1792, ya en plena Revolución Francesa, empieza a poner en venta su colección de arte que era evidentemente una de las mejores de Europa, él no llega a ver el destino de estos dos cuadros ya que en octubre de 1793 es guillotinado a pesar de haber abrazado la republica y haber votado a favor de la muerte de su primo Luis XVI.


La colección Orleans se dispersa, pero los dos cuadros de Tiziano son comprados por Francis Egerton, III duque de Bridgewater (1736 –1803) quien aparece en escena y los compra en 1798 con un sindicato de inversores principalmente familiares que se hacen con uno de los lotes más grandes de la antigua colección Orleans. Bridgewater era un noble ingles que hizo una ingente fortuna en la construcción de canales para la explotación de sus minas. Bridgewater muere sin hijos y deja en su problemático testamento su parte de la colección Orleans a su sobrino George Leveson-Gower, Marqués de Staffford, nombrado I duque de Sutherland meses antes de fallecer en 1833. George Leveson-Gower tuvo cuatro hijos, siendo el mayor la rama de los duques de Sutherland y la pequeña la de los Earl of Ellesmere, quienes por estipulación de Bridgewater heredan la colección de cuadros.


Los cuadros están en Londres en Bridgewater House donde se podían ver en público una tarde a la semana hasta 1939 en que son trasladados por la guerra mundial a Escocia y en 1945 los depositan en la National Gallery de Edimburgo. En 1963 muere sin sucesión George Sutherland-Leveson-Gower, VI duque de Sutherland por lo que los títulos le recaen a su primo sexto juntándose otra vez la historia de Sutherland con los cuadros.
Interior de Bridgewater House - Londres


Finalmente la National Gallery de Londres y la National Gallery de Edimburgo han acudido a comprar los cuadros por 50 y 45 millones de libras cada uno. Inglaterra enseña orgullosa sus piezas en la National Gallery de Londres, donde se pueden visitar hasta tal día 23 de Septiembre y luego se alternaran cinco años en cada sitio.

Pero visto el destino de ambos cuadros es difícil creer que se quedarán para siempre en su nuevo sitio, el destino quiso que fueran telón de fondo de la historia europea: el imperio español, la guerra de sucesión española, la regencia de Luis XV, la revolución francesa, la revolución industrial, las guerras mundiales y finalmente la decadencia de la aristocracia inglesa. 

martes, 3 de julio de 2012

La luna de Julio



La luna de Julio la paso solo en casa, en un ático de cristal desde el que se ve toda la ciudad, "vivo en la parte mas triste de la ciudad" como reza la adaptación de Nacho Vegas del Devil Town de Daniel Johnson. Afuera todo el mundo es felicidad, ahoga sus penas en una ilusión colectiva como el futbol.

Vivo en la ciudad mas triste que jamas
una mente triste pudo imaginar
Vivo y no concibo escapar
vivo en la ciudad mas triste de este país
es tan triste esta ciudad que por aquí
cuando alguien se ríe lo hace mal
Y ves mujeres lobo cuando hay luna llena
pero amanece y se mueren de pena
y es que así es de triste la ciudad

No tengo mucho trabajo y deambulo por internet, un tweet de Jot Down me lleva a un articulo de Enric Gonzalez, habla del Ulises y de El tercer hombre, me encanta, tiene algo, veo por lo menos tres veces el final del tercer hombre, verdaderamente el cine esta completamente inventado. El Úlises de Joyce es de esas cosas que sé que tengo pendiente, soy un público fácil en temas literarios, cuando un nombre se me cuela varias veces seguidas no puedo si no acabar comprándomelo y haciendo el esfuerzo, leer siempre ha tenido ese componente estoico de esfuerzo y superación.

Me pasó con Guerra y Paz y lo devoré con 16 años, al igual que Crimen y Castigo, me pasó con Las memorias de Ultratumba, me cruce con el nombre de Chateaubriand en una novela de Paul Auster, luego en una obra de teatro, “La Cena”, y dije no puedo mas, así que devore sus mas de 2000 paginas con veintipocos años. Ulises me niego de momento, no tengo tiempo para poderlo leer, necesitaría quizás un verano para poderlo morder en condiciones, pero cada vez que leo su nombre me lo recuerdo como deuda pendiente.

Pero una cosa me lleva a otra, ojeo la web y acabo descubriendo un poema de Panero padre, me divierte, no me dice nada pero me parece intrigante en su sencillez.

Yo he sido transparente
viajando en bicicleta,
con brisa en los pedales
y trigo en la chaqueta.

Que rápida va la vida, es una locomotora de ir y venir, lo pensaba el viernes abatido haciendo una espera, en una siembra perdida en mitad de la nada, con la luna en lo alto, pensando que quedaban tres noches para que fuera luna llena, que pocas veces nos podemos quedar mirándola en silencio, reflexionando sobre el por qué hacemos las cosas, la cantidad de decisiones que se toman en un minuto. Todo es una huida hacia delante, yo no tengo fuerzas para ello.

Salgo del curro y me meto en una librería, husmeo y cotilleo las novedades, me cruzo con un Ulyses que ni abro, después de estar una hora metido me acabo comprando tres libros, Trueba, Bukowiski y uno de Almudena Grandes, solo quería lectura blanda de verano. Siempre que me siento vulnerable acabo perdido en una librería, me da algo parecido a seguridad, me siento protegido entre estanterías de incomprendidos. Mientras me tomo una copa de vino me leo 30 paginas de cada uno, el mejor con diferencia es Charles y Hank Chinaski. ¿por qué te puede atrapar las andanzas de un perdedor como el, un escritor alcohólico en los arrabales de Los Angeles? No lo sé, quizás sea esa la magia de la literatura.

Me llama un amigo desde Nueva York, me dice que lo que necesito es hacer meditación que es algo fundamental. Yo me río, mientras miro la luna y tecleo pasajes inconexos me repito los versos de PeCasCor, se me tatuaron hace ya demasiado tiempo:

“Un buen verso es el lado valiente de un cobarde”