Etiquetas

Purismo (36) Poesía (33) 5 Navajos (27) Malditismo (21) Historia (19) Literatura (11) Estoril (10) Libros (9) Politica (8) Dandismo (7) Naturaleza (6) Guermantes (4) Madrid (3) Cuba Libre (2) Bibliotecas (1) Musica (1) Teatro (1)

martes, 13 de agosto de 2013

Michi Panero por Andrés Trapiello

"De su vida se podría escribir un relato tolstoniano, o mejor aún, chejoviano: su padre, su madre, la muchacha que lo crió cuando era niño (la misma que lo asistía en estos últimos meses llevándole algunas tarteras con comida a su casa y lavándole la ropa), sus hermanos, uno loco y otro, perdido. Y ver la que fue la casa de tus padres, tu propia casa, convertida en un museo vacío (lo vendieron todo o dejaron que se lo llevaran los traperos, la correspondencia de entre su padre y su madre cuando eran novios, manuscritos suyos o de sus amigos, cartas de estos, todo malvendido o tirado directamente a la basura; del padre no quedan mas que cenizas) y él mendigando el puesto de ujier, como uno de aquellos aristócratas rusos a los que los bolcheviques se complacían en emplear en las que fueron caballerizas de sus propios palacios. Cuando iban a desahuciarle de su piso de la calle Ibiza, el de sus padres también, no se tomó la molestia de mirar en los revueltos de cajones de armarios y cómodas, convencido de que nada de aquello le concernía. Una vez quiso que yo le catalogara los restos del naufragio. No lo hice. ¿Por qué? Acaso era el tonel de Diógenes, y ver la decadencia de un hombre que había decidido acabarse cada día me resultó insufrible, y le dije que no. Era una buena persona, me consta, destruida no tanto por la vida que llevó, que también, sin por las propias fantasías que pensaba le iban a llevar a otra clase de vida, no sé cuál. Se fue quedando cada vez más solo, tal vez porque nunca necesitó de veras a nadie, y cuando se dio cuenta de esto, ya era tarde. Fue tarde incluso para contarlo, como tal vez quiso hacer: sus memorias. Es verdad que cuando se puso a escribirlas por consejo de uno, no tenía fuerzas, según me dijo. Pero hoy creo que su deseo de hacerlo no tenía tampoco demasiada consistencia, como cuando un niño sueña con aprobar un examen mirando por la ventana después de cerrar un libro que ni siquiera ha abierto."

Andrés Trapiello describiendo en su salón de pasos perdidos la muerte de Michi Panero en marzo de 2004. 

Misería y Compañía (2012). Editorial Pre-Textos.