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jueves, 27 de septiembre de 2012

Estos días azules, y este sol de la infancia


Por Mayo,
cuando el día es límpido y transparente,
cuando el trigo y la cebada lucen 
en lo más esplendoroso,
cuando la brisa, burlona,
juguetea con los árboles,
él pasea, igual que entonces,
por entre el cereal que en primavera 
verdea el campo de Castilla.
La senda serpentea hacia el lecho del río,
acerca sus pasos al agua,
y a su oído el rumor del Duero 
que fluye sosegado hacia el Atlántico.

Después, permanece quieto, 
en un claro, junto a la ribera.
Su atavío: gabán desgastado,
traje de paño marrón,
corbata y camisa blanca.
Sobre la cabeza, un sombrero 
que de vez en cuando se quita,
para secarse el sudor de la frente.

“Nada ha cambiado…”, le parece,
“… quizá, más despobladas las aldeas,
pero el río sigue igual,
los campos, siguen igual,
y seguirán, igual que entonces,
el frío que acompaña a la corriente,
el olor de Castilla cuando es invierno”

En el bolsillo del gabán duerme
una cuartilla emborronada,
un recuerdo de lo que más añora:
“Estos días azules,
y este sol de la infancia”
El último verso conocido de Antonio Machado fue encontrado en un bolsillo de su abrigo en la habitación del hotel Bougnol-Quintana en Colliure, (Francia), donde murió el 22 de febrero de 1939. Al día siguiente de su entierro, llegaba una carta de la Universidad de Cambridge, ofreciéndole un puesto en su Rectorado.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Caminando en circulos v2


Llueve. Desde el 26 de Julio no llovía en Madrid. Debajo de una terraza tomando un gin tonic entre amigos, y de repente llueve. Huele a otoño y sólo hace un día que se ha acabado el verano. Y ahora diluvia. Apuras la copa, entre gracias y risas. Entre bromas y medias verdades. Camino a casa sólo, atravesando ese viejo Madrid abandonado por su publico que sólo le dedican un día de cada mes, como si fuera una abuela a la que quieres pero no te divierte. Me viene a la mente la película de Los amantes del circulo polar.

Siempre me han fascinado los amores imposibles, esas historias que podían durar toda la vida y que siempre se truncaban. Historias intermitentes, estando tan cerca y tan lejos. Esa imagen de Medem en la plaza mayor donde están los dos hermanastros tan cerca y sin embargo la vida les vuelve a separar.

Quizás por eso me atrae la música de gente como Nacho Vegas o Quique Gonzalez, canciones sobre personajes solitarios, perdedores que no pueden si no asumir su destino. El héroe anónimo que casi siempre pierde a su chica, que es cuando coge un papel y un lápiz y con cuatro acordes grita por no llorar. Cuando la gente está contenta no se sienta con un folio a escribir. Personajes sin estrella que todo lo que les queda es la dignidad.

Lo que une al ser humano es vivir situaciones parecidas, el ser humano para mi es algo social porque odia la soledad. Por ello quiere comprensión en forma de calor. Es de lo que vive. Pero el ser humano también está hecho de tiempo, de mil pequeñas decisiones que implican el donde estas. Esa lapida en una estación de tren de Milán “todas las decisiones que he tomado en mi vida me han traído hasta aquí”. Y te ata las manos. Lo complicado en la vida no es tomar decisiones si no apechugar con lo que has decidido. Eso es un hombre.

martes, 18 de septiembre de 2012

Gil de Biedma y la Escritura

"... Quizá hubiera que decir algo más sobre eso, sobre el no escribir. Mucha gente me lo pregunta, yo me lo pregunto. Y preguntarme por qué no escribo inevitablemente desemboca en otra inquisición mucho más azorante: ¿por qué escribí? Al fin y al cabo, lo normal es leer. Mis respuestas favoritas son dos. Una, que mi poesía consistió -sin yo saberlo- en una tentativa de inventarme una identidad; inventada ya, y asumida, no me ocurre más aquello de apostarme entero en cada poema que me ponía a escribir, que era lo que me apasionaba. Otra, que todo fue una equivocación: yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema. Y en parte, en mala parte, lo he conseguido; como cualquier poema medianamente bien hecho, ahora carezco de libertad interior, soy todo necesidad y sumisión interna a ese atormentado tirano, a ese Big Brother insomne, omnisciente y ubicuo _ Yo."

Jaime Gil de Biedma.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Unas cartas de amor

Casi cromos pegados en la noche,
se recortan los árboles
y es el mismo amarillo de un noviembre
que yo no conocí, cuando llegaron,
la misma mansedumbre de la belleza enferma
y silenciosa,
la misma luz. Tan sólo en los portales
han cambiado los números antiguos.

Puedo verlos llegar. Hasta conozco
sus sentimientos de recién casados,
con palabras hermosas
tomando posesión de las habitaciones,
los ecos de familia en los primeros muebles,
la voz de los amigos por la casa,
todo lo que se oculta
en una dirección, nueve palabras
escritas en un sobre,
al sentirse de pronto separados.

Noviembre, tinta gris, cincuenta y siete:
era la fecha de sus primeras cartas.
Paisaje de una guerra colonial,
ausencia y miedo, sueños y un destino
imprevisto en Marruecos,
hace frío también en el norte de África,
palabras encantadas donde el amor se mezcla
con la necesidad,
cuánto tardan los días de permiso,
Sidi Ifni, diciembre,
la indicación del sastre y el encargo
del uniforme nuevo,
deseos y preguntas sobre papel celeste,
obligaciones, cartas de verdadero amor,
los sueños que más tarde yo buscaba
en el cajón cerrado
de su dormitorio.

Mientras miro la casa recuerdo vuestras cartas:
barrio antiguo, nobleza
entre vulgares edificios sórdidos
poco a poco asumidos,
nostalgias de un amor
que se duerme en costumbre o se despierta en odio
y define el silencio de la noche,
al sabernos la sombra de un deseo,
tan diferentes de nosotros mismos.

Han cambiado los números,
estas cartas no hubiesen encontrado destino.
Yo puedo regresar hasta vosotros,
porque se crece siempre en busca del pasado,
vuestra ciudad de aquel otoño
también me pertenece,
y vuestros sentimientos,
que dejasteis escritos a causa de una guerra.
¿Pero cómo se vive
la humillación del tiempo? ¿Qué pensamos
junto al río que pasa sin nosotros,
agua herida en el pozo de los años?

Como cartas escritas bellamente,
las historias comienzan
entre buenas palabras
y un corazón sacado de los libros,
En vosotros aprendo que la vida
tiene menos que ver con los principios
que con la dignidad de los finales.

Luis García Montero. Habitaciones Separadas