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martes, 1 de marzo de 2011

El canto de la Sierra


Otra temporada de caza que termina, siempre te deja las mismas sensaciones, la de tener que esperar pacientemente a que pase el verano para volver a arrancar. Y deja tras de sí una serie de impresiones. La primera es la incertidumbre de cuanto durara esto. En algún momento acabara el show. Devorado por nosotros mismos, por el mercado, por la presión constante en su contra de la urbanización. Acabaran todas las sierras como la de Madrid, chaleteada en pareados donde la gente se pueda escapar un fin de semana a hacer una paella.

Que impresión es todavía montear en aquellas sierras de inmemorial en que la vista se pierde en el horizonte sin nada que te rodee, sierras y barrancos donde el tiempo no transcurre, ancladas en lo más profundo del olvido. Que enorme privilegio poder haberlo visto, con la tranquilidad rota por las carreras de los perros, sierras que sólo las molesta el hombre un par de veces al año y mientras deja que la propia naturaleza cumpla sus ritos. Pero cada vez queda menos de todo eso. Nada que no sea comprensible, cada vez hay una mayor división de la superficie como paso de las generaciones, un menor interés de la gente de los pueblos en cuidar de ese medio ambiente, un mayor interés del agreste urbano en volver a ese campo que antes pastoreaba y que ahora quiere pasearlo en una bicicleta. Más picnic, más “turismo” rural.

España no es país de tradiciones, como muestra la desaparición del caballo, esto unido a las carreteras, a los aumentos de población, a las vallas, a la ruina de la Agricultura, al abandono del campo. Con la paradoja de que el campo a su vez se vuelve más salvaje. El zorro y el jabalí como paradigma de lo salvaje frente a unos campos que ya nadie quiere guardar.

Es el curso de la historia, frente al que no se puede luchar y frente al que sólo se puede oponer la nostalgia. Con cero reconocimiento hacia una serie de propietarios que con su esfuerzo y su dinero cuidan gran parte de esas sierras. Con ninguna gana de cuidar tradiciones por parte de unos ingenieros de asfalto.
Nosotros por lo menos lo hemos visto. No se cuanta gente podrá decir lo mismo dentro de unos años.

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