Diana y Calixto - Tiziano |
La inauguración de la exposición Titian - Metamorphosis en la National Gallery me ha recordado la historia de una pareja de cuadros que siempre me ha fascinado. Recuerdo perfectamente un verano demasiado caluroso en que apretujado en un metro londinense leí que el duque de Sutherland quería vender dos Tizianos que habían
sido tasados en casi 150 millones de libras cada uno. La riqueza de los duques escoceses suena tan a tópico que me parecía increíble que todavía en el año
2012 pudiese tener alguien dos cuadros tan extraordinarios como esos. Para
tener un elemento comparativo, la condesa de Chinchón fue comprada por el estado español en €24 millones.
Diana y Acteón - Tiziano |
Tiziano era el pintor favorito de Carlos V y de su hijo Felipe II, les
había retratado a ambos en múltiples ocasiones, y suyo es el retrato de Carlos
V cabalgando en Mülhberg que representa el punto álgido de un emperador y de la dominación española en el mundo. Fue Felipe II quien en 1562 le encargó una serie de
siete cuadros sobre la metamorfosis de Ovidio a Tiziano. Nuestros dos protagonistas, parte de esa serie, son Diana y Calisto, que representa el momento en que la diosa Diana descubre que su criada Calisto ha
quedado embarazada de Jupiter, y por su lado Diana y Acteón representa el momento
en que la diosa Diana se encuentra con Acteón.
Carlos V en Mühlberg - Tiziano |
Formaron parte de la colección real española (actual Museo del Prado) hasta 1715 en que su
tataranieto Felipe V decide regalárselos en agradecimiento al embajador
francés en España por los servicios prestados a su persona. Es entonces cuando salen de las colecciones reales y entran en el mercado del arte, no duran
mucho en manos del embajador quien los vende a Felipe de Orleans, sobrino de
Luis XIV y regente de Francia desde 1715-1723 en la minoría de edad de Luis
XV, por lo que acaban formando parte de la
colección del duque de Orleans.
Philippe Égalité, bisnieto del
regente francés, no puede mantener su nivel de vida a pesar de casarse con una
de las mujeres más ricas de Francia, su colección de joyas la vendió a Catalina
la Grande en 1788 y en 1792, ya en plena Revolución Francesa, empieza a poner
en venta su colección de arte que era evidentemente una de las mejores de
Europa, él no llega a ver el destino de estos dos cuadros ya que en octubre de
1793 es guillotinado a pesar de haber abrazado la republica y haber votado a
favor de la muerte de su primo Luis XVI.
La colección Orleans se dispersa, pero los dos cuadros de Tiziano son
comprados por Francis Egerton, III duque de Bridgewater (1736 –1803) quien
aparece en escena y los compra en 1798 con un sindicato de inversores
principalmente familiares que se hacen con uno de los lotes más grandes de la
antigua colección Orleans. Bridgewater era un noble ingles que hizo una ingente
fortuna en la construcción de canales para la explotación de sus minas.
Bridgewater muere sin hijos y deja en su problemático testamento su parte de la
colección Orleans a su sobrino George Leveson-Gower, Marqués de Staffford,
nombrado I duque de Sutherland meses antes de fallecer en 1833. George
Leveson-Gower tuvo cuatro hijos, siendo el mayor la rama de los duques de
Sutherland y la pequeña la de los Earl of Ellesmere, quienes por estipulación
de Bridgewater heredan la colección de cuadros.
Los cuadros están en Londres en Bridgewater House donde se podían ver en
público una tarde a la semana hasta 1939 en que son trasladados por la guerra
mundial a Escocia y en 1945 los depositan en la National Gallery de Edimburgo.
En 1963 muere sin sucesión George Sutherland-Leveson-Gower, VI duque de
Sutherland por lo que los títulos le recaen a su primo sexto juntándose otra
vez la historia de Sutherland con los cuadros.
Interior de Bridgewater House - Londres |
Finalmente la National Gallery de Londres y la National Gallery de Edimburgo
han acudido a comprar los cuadros por 50 y 45 millones de libras cada uno. Inglaterra
enseña orgullosa sus piezas en la National Gallery de Londres, donde se pueden
visitar hasta tal día 23 de Septiembre y luego se alternaran cinco años en cada
sitio.
Pero visto el destino de ambos cuadros es difícil creer que se quedarán
para siempre en su nuevo sitio, el destino quiso que fueran telón de fondo
de la historia europea: el imperio español, la guerra de sucesión española, la
regencia de Luis XV, la revolución francesa, la revolución industrial, las
guerras mundiales y finalmente la decadencia de la aristocracia inglesa.