Nunca sé
despedirme de ti, siempre me quedo
con el frío de
alguna palabra que no he dicho,
con un
malentendido que temer,
ese hueco de
torpe inexistencia
que a veces, gota
a gota, se convierte
en desesperación.
Nunca se
despedirme de ti, porque no soy
el viajero que
cruza por la gente,
el que va de
aeropuerto en aeropuerto
o el que mira los
coches, en dirección contraria,
corriendo a la
ciudad
en la que acabas
de quedarte.
Nunca sé
despedirme, porque soy
un ciego que
tantea por el túnel
de tu mano y tus
labios cuando dicen adiós,
un ciego que
tropieza con los malentendidos
y con esas
palabras
que no saben
pronunciar.
Extrañado de
amor,
nunca puedo
alejarme de todo lo que eres.
En un hueco de
torpe inexistencia,
me voy de mí
camino a la nada.
Luis García Montero
Luis García Montero
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