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viernes, 24 de diciembre de 2010
Nochebuena
Una noche de perspectiva, de reencuentros inesperados, en que pones cada cosa en valor. A todo eso te empuja la Nochebuena.
Esperanza, esa debería de ser la primera lección. Si quieres es el nacimiento de Dios, si no es el solsticio de invierno, sea como sea solo te queda mejorar, los días serán más largos y todo va hacia adelante. Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar.
Estamos hechos de tiempo, es lo único que rige nuestros destinos. Tiempo que se ha ido y tiempo que vendrá. Y nosotros solo podemos contar con el presente. Lo demás es jugar a semidioses.
Feliz Navidad a todos, ha sido un gran placer compartir este año con vosotros.
Por lo vivido, por lo que queda por vivir.
viernes, 17 de diciembre de 2010
Noche de Diciembre
La noche sigue, con voces entrecortadas por la música mientras las caderas intentan seguir un ritmo.
Ahí estoy, que salgo que entro, escondiendo parte de mi para poder enseñar esa otra que funciona. Convertirme en la roca que debo ser.
Perdiéndome en la soledad a la que te has condenado, entre niñatas de Chamberí y pijas de provincias. Dándote asco todo lo que ves porque ya no crees en que queden princesas, mientras todos nos ahogamos en un vaso de ginebra....
Y ver ese mercado de gente, con rubias que buscan meterse mano, con gente que busca mañana no acordarse, sin nada que merezca la pena, un folleteo tonto de última hora de madrugada. Y tú te preguntas porque no perteneces a ese mundo de inmortales, porque no eres capaz de follarte a esa rusa, porque no sacas la vena golfa, esa que te ataca en el mes de junio, porque tienes que ser pura nostalgia en la noche de diciembre.
Y te llamas imbécil por guardar distancias a tías que jamás te guardaron más de lo que uno tarda en pedir otra copa...
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Paracaidas
Ego. Dis Berlin 2010. |
Imagino que como siempre que alguien salta sin estrellarse te planteas hasta que punto no podías haber aguantado mas, haber hecho una última intentona. El momento del salto es cuando más vértigo tienes, todo al mundo alrededor te pide que no lo dudes, que nada más tienes que hacer ahí. Que todo se fue y que todo está completamente acabado. Que ella no tiene ninguna intención de arreglarlo, que está jugando contigo. Así que saltas, pero al no estrellarte y morir en el intento te estás condenando a nunca saber si lo podrías haber arreglado.
Pero la emoción va pasando, aún con sus debidas cicatrices, te preguntas por el ahora, por el mañana, aunque tengas pegado demasiado cerca el pasado. Sabes que volverás a ver amanecidas y que todo volverá a cobrar sentido, a la normalidad de los días sin fecha. Pero tú piensas que ella te dio un no porque la llamaste a que te lo diese, que ella vivía en el no lo sé, en el ahora no, en un mar de dudas.
Ya más cerca del suelo, ves deslumbrar una cabaña cerca de donde vas a aterrizar, la brisa de la tarde acaricia tu cara y comprendes que no te queda más que seguir camino, que no es sino otra raya más para un tigre.
Si alguna vez no hubieses existido
si el calor de tus muslos no me hubiese
buscado como un látigo preciso
y mis ambigüedades electivas
-los días más oscuros de mí mismo-
no te hubiesen tenido como saldo
de afirmación o excusa,
es posible
que este volver a casa en soledad
y demasiado pronto,
me recordase ahora un poco menos
al joven que apostaba por el mundo,
con el mundo a su espalda.
Sólo el amor es duro.
Metidos en la noche, regresando
entre la potestad y la mentira,
hablamos del poder o de los sueños
al hablar del abrazo.
Y no lo sé tal vez, no sé si me recuerdo
prisionero de un cuerpo o libre junto a él,
buscando salvación o en servidumbre,
miserable y maldito, pero atónito.
Quizás sólo se trata de que no estás aquí,
de que perder es duro para todos
y el amor me hace falta, como sabes.
Quizás contigo estuve
tan demasiado cerca de tu reino,
que necesito ahora desmentirte,
utilizar los trucos que uno tiene
para poder seguir.
Porque somos así seguramente,
huellas equivocadas,
solitarias hogueras de un camino,
paraísos de cuatro habitaciones
que sólo se comprenden
después de haber firmado muchas veces,
precisamente ahí,
donde pone El viajero.
Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,
quiero que me recuerdes derrotado,
como quien algo espera
más allá de los tiempos y los hechos.
Quizás porque haga falta haberlo presagiado
o porque, en todo caso, nadie sabe
dónde acaban los sueños.
martes, 14 de diciembre de 2010
Nieva en Londres
domingo, 12 de diciembre de 2010
sábado, 4 de diciembre de 2010
Gatsby
Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros… Nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más de prisa, abriremos los brazos, y… un buen día…
Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado.
martes, 30 de noviembre de 2010
San Andrés
Igual que quemaduras debajo de los dedos,
en un segundo plano
seguiremos presentes y esperando
ese momento exacto del náufrago en la orilla,
cuando al salir del mar
me escribas en la arena:
«Sé que el amor existe,
pero no sé dónde lo aprendí»
porque de Luis cualquier verso me sirve, en cualquiera de ellos he vivido y cualquiera te podría recitar, recordándote aquí bajo mi edredón, recordando cuando en JV te leia sus versos con la luz que daba un móvil, todavía noqueado por esos que me golpeaban como si no hubiese alternativa, como si tuviese que vivir entre las murallas que había levantado.
Miento, me gustaría llamarte y decirte que por kings road he visto una cheeta cruzar por un paso de cebra, preciosa, con una piel brillante y paso lento. Y luego me he cruzado con un par de espiritus de camino al trabajo, pero no me ha importado, les he mirado a los ojos fijamente, era de madrugada y hacia mucha frío, pero en mis ojos no había nada que perder, asi que les aguante la mirada, mientras que ellos con la cara palida la acabaron bajando. Era víspera de San Andres.
domingo, 28 de noviembre de 2010
Reconstrucción
Miro a mi lado y no está, se ha ido, la he echado dejándola ir. Quedándome dormido mientras ella recogía sus cosas entre lagrimas. Intento recomponer la situación sin ser capaz de entenderme, que me ha pasado. Me gustaba tanto que siempre pensé que estaría ahí, veía imposible que no estuviera. Y yo huyendo, de no se sabe muy bien qué, quizás de mis miedos, de mis sombras, de mi vida. Repaso mis conversaciones con ella, todas impregnadas de sentencias mías, como dejándola en un lugar inferior, como si siempre tuviese yo la razón por el hecho de ser mayor. Sólo este fin de semana la escuche, porque tenía todo el sentido del mundo lo que decía, porque me gustaba escucharla, porque mi conversación envenenada hacía que la boca se me quedase seca. Me da un escalofrío. Con lo que me costó conseguir una segunda oportunidad.
La primera mujer en años de la que me enamoro, la niña que sabia estar ahí a mi lado haciéndome creer en mí, la niña que me quería por lo que era, una persona con un mundo interior sensible, buscando llenarlo con otra persona, cariñosa, buena, una persona tan buena que solo daba ternura, una persona con la que podía hablar tantas horas como necesitase, que siempre se apuntó a mí plan y me abrió su corazón, alguien que no juzgó sino que intento entender, alguien a quien la palabra admiración se le queda pequeña. Y yo no la dejaba, no la dejaba. Y todo el juego que conseguí hacer fue hacerme el ofendido, como si ella me tuviese que dar alguna explicación, puro orgullo mío que a ningún lado llevó. Como si quisiera que ella me pidiese perdón para dejarla entrar, como si tuviese que entrar arrodillada ante mí, como si no fuese bastante que viniese a buscarme aquí y me diese otra oportunidad. Y yo la dejé marchar, la vi hacer sus maletas lentamente, delante mío, no me reconozco en esa persona. Yo la quería y la quiero con toda mi alma, era lo mejor que me había pasado en años, esa oportunidad de empezar de cero con alguien, lo estropeé la primera vez, me arrepentí y la pedí perdón, me costó meses convencerla, meses de aviones, llamadas, cartas y blogs, al final ella me dio otra oportunidad. Que también desaproveche, enfermo de mí. Ahora consciente de la barbaridad que cometí me miro al espejo preguntándome quién soy yo, qué clase de enfermo idiota haría por segunda vez lo mismo. Nadie. No hay consuelo, porque no hay explicación.
Hablo con ella por teléfono, la busco en una fiesta hasta que veo sus labios rojos, salgó de esa conversación convencido de que tengo que volver a ser yo mismo para poderla querer, me convenzo de mi capacidad para reconquistarla y para hacerla la mujer más feliz del mundo, sé que es algo que sé hacer, me animo y de pronto recupero fuerzas, el amor es algo insalvable, pero entonces mientras los días pasan va cayendo sobre mí la realidad de nuestras conversaciones, va cayendo sobre mí los recuerdos, y por primera vez la entiendo a ella. A la mujer que me estuvo esperando pacientemente a que la dejase entrar, a que la escuchara y a que la amara. La vuelvo a ver y ahora yo, desnudo, después de mucho tiempo comprendo mi enfermedad. Comprendo sus palabras a las que ahora no me cabe sino asentir. Ella se hubiese conformado con la coraza pero ni eso le pude dar. Mi ego, mi soberbia me lo impedían.
Miro alrededor mío como si todo me fuese ajeno, como si hubiese llegado aquí y no supiese lo que tengo que hacer. La ropa no me sienta bien, es como si no fuese mía, como si fuera prestada, me entran ganas de quemar mi cuarto, y luego limpiarlo y vaciarlo. No puedo convivir con esa losa.
Porque lo cierto es que la quiero, que cada vez que la veo me recuerda más a la persona a la que me gustaría parecerme, a la que me gustaría abrazar y con la que me gustaría compartir mi vida, con la que me gustaría ser uno solo, la musa que busqué, con la que me gustaría llorar y reír, quiero vivir en ella, quiero que viva en mi, quiero que sea mi amante, mi vida, mi compañera de viaje, mi luz y mi sombra.
Dios me dio talentos que jamás aproveche, hasta ahora pensé que eran otros, hoy me doy cuenta de que no sé amar. Todo lo que pido y exijo a cambio de lo poco que doy, de tantas cosas que no funcionan dentro de mí qué me dan miedo. Me doy cuenta hoy, solo en esta habitación, meses tarde. El tiempo siempre pasa factura, el tiempo es la materia de la vida, lo que rige nuestros sueños y nuestros destinos.
Cuanto me costará levantarme y cargar con la culpa de lo que pasó, mucho, si ayer pensaba que la reconquistaría, que volvería a ser mía, hoy no puedo sino pensar que no la merezco, que qué grande me viene, que no he sabido ni valorarla ni quererla. Y vuelvo a agachar la cabeza, porque la única palabra que me viene hoy a la boca es perdón. Palabra que nunca supe pronunciar y que explica demasiadas cosas. Y comprendo al ver la cama vacía que ella no volverá. Reconstrucción.
domingo, 7 de noviembre de 2010
Radio Libertad
Tiene algo su voz, es la de un ganador camino de la nostalgia, me intriga, se bebió la vida cogiendo trenes como quien coge la sal, se la jugó su primera mujer con un tío de la segunda, se llevo también el dinero. Pero en ese momento él todavía tenía una guitarra, tenía su voz que a pesar de los años seguía funcionando, chuleta, un gallo de corral.
Sé equivoco siendo un crio en París, podían haber cambiado mil cosas, podría haber sido ese cantante que no fue. Pero se cruzó ese amigo al que todos le queremos hacer siempre un favor. Es fácil imaginar la vida de un hijo de diplomático que huye de casa y se instala en Paris, pasea por las calles sin nada que comer, harto de privilegios anda con las manos en los bolsillos camino de ningún lado, se considera el último vanguardista con su guitarra, escuchando el Highway 61 de Dylan. No tiene nada allí y vive como si no supiese si se va a quedar un mes o dos años. Sin acumular nada, sabiendo que quizás aquel fuera su último dia allí, en esa buhardilla donde tanto frío hace.
Caminante son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Un coche rojo pequeño, lo único que le regaló en su vida, escuchando la vida de su padre mientras sigue cantando, emocionada y frágil, echando de menos a la persona que ya no es. Emocionada mientras cuenta su historia. Preocupada por su falta de ilusión, por la dureza de su trato. Queriendo tenerle más cerca, más dentro de su vida. Demasiado pequeña para haber pasado por lo que ha pasado, demasiado incluso para el más valiente. No siempre todo está de cara. Es algo más que admiración cuando habla de él, hasta cuando cuenta porque un día dejó de cantar. Eso también se lo quitaron. Preguntándose que hay de él en ella. De ese ganador solitario que en la última partida perdió. Destinos cruzados. Su madre se supo bajar de ese tren para darle una estabilidad a sus hijos, ella otra bohemia con dinero que después de huir de todo no quiere sino convertirse en una madre petit bourgeois, contraria a todo por lo que lucho, viviendo en sus hijos y queriendo que no cometan los errores que cometieron ellos. Ni un error más. Todo como il faut.
Cuantas cicatrices para esa niña tan pequeña que lo cuenta todo con admiración, con la admiración de quien no juzga sino que relata, sin engaños, comprendiendo que quizás los dos se equivocaron muchas veces pero sabiendo que ella es fruto de aquello. Yo con un arrepentimiento a medias en el cuerpo me encantaría abrazarla, para que no se sintiese tan sola en esa historia, para darle ese calor que muchas veces le ha faltado. Impresionado por su honestidad, su pequeña forma de vivir la vida, queriendo ser ella misma, buscar su sitio y sentirse cómoda. A su lado uno, de repente se siente pequeño, enano, y siente una enorme admiración por la mujer que tiene enfrente.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Declaración de Intenciones
martes, 2 de noviembre de 2010
Aeropuerto
martes, 19 de octubre de 2010
Tiempo de otoño y meditación
viernes, 8 de octubre de 2010
De Intelectuales y Escritores
(Publicado orginalmente el viernes 8 de octubre de 2010)
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Otoño
Que difícil ser uno mismo, encontrar un lugar después de un tiempo apartado. Una vuelta a un bar, un olor que te recuerda que estuviste allí. Las mismas calles, y ese portero de dos casas más abajo. Todo es lo mismo pero no te encuentras. Por primera vez lo ves con ojos extraños. Como si esa realidad no te perteneciese o no fuera la tuya. Una vuelta a Madrid en que la ves como un viaje en el tiempo.
Sigo sin comprender el sentido de acumular años unos encima de otros, otoños encima de otoños. De repente te das cuenta en tu armario de una foto que te recuerda al 2006, sonríes, han pasado cuatro años, aquello lo vivías al 100% y sin embargo hoy te parece tan lejano como si lo hubieses vivido cuatro vidas más atrás. No hay nada en ti de eso, quizás cicatrices y un deje de escepticismo. Si algo has aprendido durante estos años es que solamente estas tu. Que la vida es de uno, aunque estés siempre rodeado de gente, y que en esa soledad te has de construir tu universo, acumulando papeles y recuerdos, preguntándote de vez en cuando por el efecto del tiempo, la memoria y el olvido en la vida de cada uno.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo
tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto
nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa
sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía
pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro
y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido
y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más todavía
Mario Benedetti
sábado, 18 de septiembre de 2010
Edimburgo
En Edimburgo buscas la nostalgia, un sitio donde ver a Gran Bretaña en mayúsculas. Te regala un McDonald’s fruto de la globalización mezcla de Starbucks.
Hoy más que en los últimos meses creo en el antimodernismo como credo diario.
Y todo esto con su santidad en Hyde Park.
Ahí queda eso...
miércoles, 15 de septiembre de 2010
El mundo sigue girando
La crisis que apareció en 2007 y que se confirmo en Septiembre de 2008 ha devuelto a la realidad al mundo occidental, la historia que parecía agotarse vuelve a la vida, y nos hace preguntarnos en qué fase del ciclo estamos, si es una mera crisis económica cíclica o sin embargo si las consecuencias de la misma serán determinantes en los próximos lustros y marcaran un golpe o fin de época.
sábado, 28 de agosto de 2010
3 Libros de 2010
Churchill - Paul Johnson |
Anatomía de un instante - Javier Cercas |
Las armas y las letras - Andrés Trapiello |
domingo, 14 de marzo de 2010
Labios de Ceniza
jueves, 11 de marzo de 2010
Donde habite el olvido
Hay dos prototipos muy definidos de mujer, aquella que sabe estar sola, esperar a que algo sea importante, no estar siempre en el candelero, que sepa medir los tiempos. Y hay otra que no es capaz de estar sola, que necesita un hombre en su vida para saber que las cosas le van bien y tienen sentido. La primera es independiente y sabe vivir consigo misma, la segunda no. El prototipo de la segunda es el que tantas veces hemos hablado, con copas de por medio, que es del perfil del que hay que huir. No tiene sentido enroscarse ahí ya que es el prototipo que te puede hacer un desgraciado. Esto como todo es una decisión, habrá quien prefiera el segundo tipo. Yo no.
Quizás pequeño rock&roll es hora de decirte adiós…
martes, 9 de marzo de 2010
Donde acaban los sueños
Y ella voló, libre, y yo estoy triste por ello. Me vuelvo a encontrar solo en el mundo. Y cada vez odio más la soledad, el hombre no está hecha para ella. Pero yo tengo que ser menos egoísta en mi vida. Creo que esta vez me he dado cuenta de que solo el amor y la compañía me hacen ser yo mismo. Que todo lo que no sea eso me hace fallar como persona.
Pero no solo me entristece eso, sino lo corto de su recuerdo. Alguien a quien en mi despedida me juraba que era mía, que me esperaría. Yo nunca fui partidario de jurar amor eterno, la palabra es presente y automáticamente pasado, aunque el pasado sea lo único que poseemos. Esclaviza el recuerdo, aunque no quieras creerlo lo tomas, pero por ello mismo no podemos prometerlo. Ahí es donde está el desengaño.
A los ocho días era una llamada desde el paraíso, borracha, insultándome por haber abandonado el barco, yo hasta entonces estaba tranquilo, sufría y la echaba de menos en silencio. Por que hay que ser partidario de exteriorizarlo todo, por que? Prefiero lo que dicen los silencios que lo que puede decir una palabra. Prefiero un amanecer desnudos en silencio sin que lo rompa un te quiero. Había mucho reproche oculto en la llamada, mucha acusación. Por un día pensé en modificar la carta que tenia escrita, por un momento lo pensé. Pero no, su figura lo que me transmitía era paz, ganas de estar bien conmigo mismo, había vuelto a creer en mi tiempo después. La carta termino con un poema de Garcia Montero, como no. Como me gustaría tener su facilidad para expresar esos sentimientos
Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,
Cuando releí la carta no termine de verle el sentido con el poema, pero era como me sentía ese día. Londres, ciudad solitaria, yo sentado en la mesa y terminando de redactar esa carta. Pero no tardo mucho en buscar a otro, ese mismo fin de semana, el de la llamada, era en el que ella volaba libre. Y mi sensación de tristeza esta vez es más que por lo que deje escapar es porque si algo se olvida tan rápido, es porque nunca existió. Y porque las cartas en papel se contestan con papel. Y porque ya no quedan románticos.
domingo, 10 de enero de 2010
Santayana
Mi descubrimiento de este año sin duda es el de Jorge Santayana. La biografía de Santayana es la de unos padres que por cosas del destino acaban viviendo en Boston. El chico acaba estudiando en Harvard y se dedica a dar clase y estudiar, llegando a ser parte de la edad de oro de la filosofía de esa Universidad. Alrededor de 1920 se establece en Roma donde vive hasta el año 1952. Dejó citas, libros, unas memorias (“Persons and Places”). Para la época en la que vivió, para ser español y haber tenido una vida tan plena, es difícil y poco conocido. ¿Cuántos españoles acabaron siendo profesores de filosofía en Harvard?
Quizás su cita más famosa y más veces mal atribuida es la de “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”. El original extraído de The life of Reason sería:
"Progress, far from consisting in change, depends on retentiveness. When change is absolute there remains no being to improve and no direction is set for possible improvement: and when experience is not retained, as among savages, infancy is perpetual. Those who cannot remember the past are condemned to repeat it. In the first stage of life the mind is frivolous and easily distracted, it misses progress by failing in consecutiveness and persistence. This is the condition of children and barbarians, in which instinct has learned nothing from experience."